jueves, 26 de enero de 2023

Tríptico de Enfermos: nada podrá separarnos de Él

Ya está en manos de sus destinatarios el Tríptico de Enfermos de enero-febrero, que anima a sumarse a la labor evangelizadora de la Iglesia y de los misioneros, a través del ofrecimiento y la oración, la “primera obra misional”, como dice el Papa Francisco.

Para quien quiera bajarse el pdf de esta sencilla publicación lo puede hacer aquí, en la web de las Obras Misionales Pontificias. Lleva como título “Nada, ni siquiera el mal y la muerte podrá jamás separarnos de Él”. Contiene una pequeña reflexión, de cara a la Jornada del Enfermo del próximo 11 de febrero, día de la Virgen de Lourdes, centrada en el paralítico que hicieron bajar en una camilla desde el techo mientras Jesús predicaba en el interior de una casa. Acompaña a esta reflexión una intervención del Papa Francisco sobre el valor de la Unción de los Enfermos, como sacramento de la presencia de Jesús mismo, “que nos toma de la mano, nos acaricia como hacía con los enfermos y nos recuerda que le pertenecemos y que nada —ni siquiera el mal y la muerte— podrá jamás separarnos de Él”.

También se recoge el testimonio del misionero comboniano Giuseppe Ambrosoli, beatificado el pasado 20 de noviembre. Este misionero médico fundó el gran hospital de Kalongo, en el norte de Uganda. Para él el quirófano, no era sino la continuación del altar, y cómo en un momento de guerra civil en el país, en la homilía de una misa, mientras se oía el eco de disparos y bombas, les decía a sus enfermos: “¿En quién esperar, a quién volverse sino a ese Cristo que antes de nosotros sufrió injustamente la persecución y la muerte para salvarnos, y cuyo Sacrificio se renueva todavía hoy en ese altar?”.

La oración recogida en este tríptico, es una oración rusa de autor desconocido: “Perdónanos a todos, bendícenos a todos, ladrones y samaritanos, a los que caen en el camino y a los sacerdotes que pasan sin detenerse, a todos nuestros vecinos, a los verdugos y a las víctimas, a los que escuchan y a los que son malditos a los que se rebelan contra Ti y los que se inclinan ante tu amor. Llévanos a todos en Ti, Padre Santo y Justo”.