Las Hermanas Clarisas de Gandía han querido compartir con todos su crónica del Encuentro de Oración por los misioneros.
El
pasado domingo 14 de Enero nos reunimos en la Capilla monasterio de las Hermanas
Clarisas de Gandía para compartir nuestra oración por las misiones. Este
domingo, II del tiempo ordinario, la
Palabra de Dios nos ponía frente al misterio de la vocación. Del mismo modo, este
momento de oración hacía presente la vocación misionera de la Iglesia. La oración
dio inicio con la intención del Papa para este mes y dando la bienvenida a la Delegación
de Misiones de nuestra Diócesis, especialmente a D. Arturo que es su
responsable.
Ofrecimos
esta hora de adoración y vísperas por aquellos que se encuentran en la
vanguardia de la misión, por todos los pueblos que aun no conocen a Jesucristo,
y también por todos nosotros para que
seamos sensibles a esta realidad y podamos contribuir a la extensión del
Evangelio con la oración, con nuestro testimonio, y con los medios que el Señor
ponga a nuestro alcance.
También
tuvimos la oportunidad de escuchar el testimonio de la Hna. Consuelo García de
la Congregación Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y María. Nos habló de
su experiencia durante diecisiete años en el norte de Tailandia, concretamente
en la diócesis de Chiang Mai, donde las hermanas se encuentran desde hace
cincuenta y dos años. En esta zona asiática el cristianismo es una minoría (un
uno por cien de una población fundamentalmente budista y musulmana). Allí la
Comunidad de hermanas se dedica principalmente a la acogida de chicas para su
promoción humana. Muchas de ellas son de otras creencias, incluso animistas,
pero a través del testimonio de la Comunidad se encuentran con Jesucristo y su
Iglesia. De hecho es una gracia de Dios ver como poco a poco esta diócesis va
creciendo y van surgiendo vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada y
también numerosos laicos que dedican su tiempo y su vida a la catequización y
evangelización. La Hna. Consuelo concluía su testimonio constatando como tantas
veces, por no decir siempre, la “obra no es nuestra”, “nosotros somos sólo
pobres instrumentos” que ofreciendo nuestra disponibilidad vemos el Señor obra
grandes maravillas en medio de estos pueblos.
Damos
gracias al Señor por este momento de encuentro y de oración misionera, poder
poner rostro a tantos hermanos nuestros en tierras de misión siempre nos ayuda
y alienta nuestra oración de intercesión por la evangelización y extensión del
Reino de Dios.