Se acaba de hacer público el mensaje del Santo Padre Benedicto XVI
para la Jornada Mundial de la Juventud de Brasil del próximo año. El mensaje se
articula de acuerdo al tema del encuentro, un tema netamente misionero: Id y
haced discípulos a todos los pueblos.
“Se
trata de la gran exhortación misionera que Cristo dejó a toda la Iglesia y que
sigue siendo actual también hoy, dos mil años después”, comienza el Papa. Esta
llamada misionera tiene que resonar ahora con fuerza en vuestros corazones. El
año de preparación para el encuentro de Río coincide con el Año de la Fe, al
comienzo del cual el Sínodo de los Obispos ha dedicado sus trabajos a «La nueva
evangelización para la transmisión de la fe cristiana». Por ello, queridos
jóvenes, me alegro que también vosotros os impliquéis en este impulso misionero
de toda la Iglesia: dar a conocer a Cristo, que es el don más precioso que
podéis dar a los demás”.
El
Papa recordaba cómo “la historia nos ha mostrado cuántos jóvenes, por medio del
generoso don de sí mismos y anunciando el Evangelio, han contribuido enormemente
al Reino de Dios y al desarrollo de este mundo. Con gran entusiasmo, han llevado
la Buena Nueva del Amor de Dios, que se ha manifestado en Cristo, con medios y
posibilidades muy inferiores con respecto a los que disponemos hoy. Pienso, por
ejemplo, en el beato José de Anchieta, joven jesuita español del siglo XVI, que
partió a las misiones en Brasil cuando tenía menos de veinte años y se convirtió
en un gran apóstol del Nuevo Mundo. Pero pienso también en los que os dedicáis
generosamente a la misión de la Iglesia”.
Por
eso señala Benedicto XVI, “En su misión de evangelización, la Iglesia cuenta con
vosotros. Queridos jóvenes: Vosotros sois los primeros misioneros entre los
jóvenes”. Pero es que además, recoge el mensaje, “esta llamada misionera se os
dirige también por otra razón: Es necesaria para vuestro camino de fe personal.
El beato Juan Pablo II escribió: «La fe se refuerza dándola». Al anunciar el
Evangelio vosotros mismos crecéis arraigándoos cada vez más profundamente en
Cristo, os convertís en cristianos maduros. El compromiso misionero es una
dimensión esencial de la fe; no se puede ser un verdadero creyente si no se
evangeliza”.
“¿Qué
significa ser misioneros?”, se pregunta el Papa, “significa ante todo ser
discípulos de Cristo, escuchar una y otra vez la invitación a seguirle, la
invitación a mirarle: «Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón». Un
discípulo es, de hecho, una persona que se pone a la escucha de la palabra de
Jesús, al que se reconoce como el buen Maestro que nos ha amado hasta dar la
vida”.
Y,
al final del mensaje, recordando la última JMJ, el Papa recordaba cómo “al final
de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, bendije a algunos jóvenes de
diversos continentes que partían en misión. Ellos representaban a tantos jóvenes
que, siguiendo al profeta Isaías, dicen al Señor: «Aquí estoy, mándame». La
Iglesia confía en vosotros y os agradece sinceramente el dinamismo que le dais.
Usad vuestros talentos con generosidad al servicio del anuncio del Evangelio.
Sabemos que el Espíritu Santo se regala a los que, en pobreza de corazón, se
ponen a disposición de tal anuncio. No tengáis miedo. Jesús, Salvador del mundo,
está con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.OMPRESS-ROMA.