“Angola está lejos de lo que la gente desea y merece”, afirmaba el
misionero Tony Neves durante la presentación del libro “Angola. Justicia y Paz”,
que se presentó el pasado jueves en Lisboa. El padre Tony Neves, autor de una
tesis doctoral sobre el papel de la Iglesia en la guerra civil en Angola, y en
la que se basa el libro, afirmó que el proceso de construcción de una sociedad
democrática en este país va a llevar mucho tiempo.
En
su libro “Angola. Justicia y paz y la intervención de la Iglesia Católica
(1989-2002)”, este religioso portugués de la congregación de los espiritanos
destaca que “una guerra destruye el tejido social, y es completamente normal que
10 años después del final de los combates no todos lo hayan superado todavía y
persistan algunas injusticias que este conflicto ha creado”.
“Parece
extraño que un país con tantas capacidades económicas y financieras tenga
hambre, pero son todavía efectos de la guerra”, señalaba el padre Neves, que
sigue con atención y preocupación las noticias de Angola. Este misionero
espiritano describe la situación en el enclave de Cabinda, en el norte de este
inmenso territorio, como un “problema político muy delicado” y lamentó que la
emisora católica angoleña Radio Ecclesia, no se oiga en todo el país.
“Es
grave que la voz de la Iglesia sea silenciada fuera de Luanda”, afirmó añadiendo
que la ley prevé la extensión de la señal a todo el territorio, pero su
regulación no ha avanzado a pesar de las reuniones entre la Iglesia y el
Gobierno.
Preguntado
sobre las desigualdades sociales que existen en Angola, el padre Tony Neves
destacó que “el capitalismo liberal, por su naturaleza, hace que los ricos sean
más ricos y los pobres más pobres”.
El
Obispo de Oporto, Mons. Manuel Clemente, es el autor del prólogo de este libro y
el epílogo está escrito por Gabriel Mbilingi, Presidente de la Conferencia
Episcopal de Angola y Santo Tomé. Se trata, dijo el misionero, de un estudio
“con la intención de demostrar que la Iglesia Católica en Angola durante la
guerra civil, tuvo una intervención de calidad y marcó la diferencia”. “Los
misioneros fueron donde nadie fue y la Iglesia nunca se ausentó de los
escenarios de guerra, aunque le ha costado caro: muchos religiosos y religiosas
fueron asesinados porque querían quedarse con la gente en los momentos más
críticos en la historia de la guerra civil en Angola”.
El
autor señaló que “la Iglesia resolvió muy bien el problema (guerra civil) a
nivel teórico, denunció todas las atrocidades de la guerra y las violaciones de
los derechos humanos, y propuso principios para alcanzar la paz y corregir
algunos de los daños causados por el conflicto a través de una asistencia
humanitaria y una presencia solidaria muy fuerte”.OMPRESS-LISBOA.