Dianra 21 de
Julio de 2012
Queridos amigos y hermanos:
Aquí estoy de nuevo
después de un largo paréntesis para seguir comunicándome con vosotros y para
que, con este intercambio de noticias, nos enriquezcamos en nuestra vida y en
nuestra fe.
Este tiempo de silencio ha
sido debido, primero, a algunos problemas de salud, no graves, que me llevaron
a pasar casi dos meses en España, todos ocupados en visitas médicas y en una
pequeña intervención quirúrgica. Con pocos de vosotros he podido encontrarme o
hablar, pero de muchos de vosotros he sentido la cercanía y la oración. Gracias
a Dios, todo fue bien y, hacia finales de Abril, pude volver a Dianra. Justo en
este período se interrumpió el servicio de Internet y nos quedamos muy aislados
y con dificultad para comunicarnos. Ahora provecho de unos días de pausa fuera
de Dianra para dar de nuevo señales de vida.
Este año pastoral recién
terminado ha sido intenso, lleno de actividades, cambios de personas y
situaciones no programadas que han puesto a prueba nuestra capacidad de acoger
todo lo nuevo e imprevisto que nos sucede, incluso los problemas de salud.
Verdaderamente, el experimentar la propia fragilidad o sentir la desproporción
de nuestras fuerzas, también nos ayuda a crecer. En este momento la comunidad de
Dianra la formamos tres misioneros: Mateo, italiano, Ramón, español y yo.
La misión no es siempre un
camino de éxitos, la respuesta que nosotros esperaríamos no se encuentra
siempre, según nuestros esquemas. Una adhesión religiosa mezclada con motivos humanos,
es muy frecuente: búsqueda de ayuda material, de curación, de paz interior,
todo puede ser camino hacia la fe que salva y libera. Una adhesión convencida
de fe, que compromete la vida es más difícil, pero, gracias a Dios, no faltan
entre nuestra gente testimonios de fe como los que hacían exclamar a Jesús:
“¡Mujer, que grande es tu fe!” (Mt 15,28). La misión nos hace experimentar
siguiendo a Jesús, sus mismos sentimientos: la alegría y la alabanza por la fe
de los sencillos (cf Lc 10,21), la compasión por las masas cansadas y
abandonadas como ovejas sin pastor (cf Mt 9,36) o también el asombro por la
falta de fe y la búsqueda de signos para creer (cf Mc 6,5-6. 8,11-12). Todos
esos sentimientos se mezclan en el día a día de una misión que nos pone sobre
los pasos de Jesús y que nos obliga a estar siempre vigilantes. También
nuestras iniciativas de promoción humana y social tienen por parte nuestra y en
la respuesta de la gente, esa doble cara que pone de manifiesto el deseo de
soluciones fáciles y sin esfuerzo o el camino serio para crecer y cambiar las
propias condiciones de vida. No nos faltan ejemplos de respuestas, por ejemplo
en la alfabetización, entre personas de fe musulmana o que siguen la religión
tradicional, que superan con mucho la de los cristianos.
Con la fiesta patronal de
San Pablo Apóstol hemos clausurado el año pastoral y también la celebración de
los diez años de nuestra parroquia, con una novedad importante: nuestra
parroquia, joven todavía de diez años, va a engendrar una nueva parroquia, que
el obispo ha decidido crear para el próximo año pastoral dividiendo en dos el territorio actual: Dianra Village,
dedicada a San Pedro Apóstol y que nosotros, Misioneros de la Consolata,
seguiremos atendiendo pastoralmente. En esta celebración hemos agradecido a
Dios todo lo que El ha querido realizar con nosotros, con nuestra gente. Hemos
recordado a tantas personas que han contribuido dedicando vida, tiempo, salud,
ayuda material, oración…..A todos ellos, a todos vosotros, os decimos gracias de
todo corazón.
Que el Señor nos permita
seguir caminando juntos, estrechando los lazos de nuestra comunión y de nuestra
amistad.
Con cariño y
agradecimiento











































