EL domingo 17 de junio tuvo lugar la celebración del sacramento de la
Confirmación y el Envío Misionero en la Parroquia San Alfonso María de Ligorio,
en Madrid.
Con mucha ilusión, varias personas
de esta parroquia han recibido el sacramento de la Confirmación, y varias
jóvenes han sido enviadas por esta comunidad a una experiencia misionera que
vivirán este verano en México y Perú.
Marta Medina Balguerias, una de
las protagonistas de esta ceremonia, cuenta que “desde hace tiempo esperaba
ilusionada esta celebración. Para mí ambos acontecimientos están muy
relacionados y suponen una parte esencial en el crecimiento en la fe de todo
cristiano, y, más concretamente, de mi comunidad. Al pensar en la celebración, me vienieron a la mente las tres dimensiones fundamentales del anuncio del
Evangelio que se llevan a cabo en toda comunidad cristiana: la pastoral, la
nueva evangelización y la misión ad gentes. Y es que, hoy, las tres estaban
presentes de una u otra manera. Dos chavales que hoy se confirmaban han sido
catecúmenos míos, y, de mis primeros catecúmenos que se confirman. Al verlos dar
este paso y comprometerse de manera más autónoma y personal, me doy cuenta de la
importante labor pastoral que llevamos a cabo en la Parroquia. Cuando comencé a
dar catequesis a menudo no veía frutos inmediatos de mi tarea, pero en días como
hoy me doy cuenta de lo importante que es tener paciencia, sembrar y cuidar lo
sembrado: cuando menos lo esperas germina y florece.
La celebración también me
recordaba a la nueva evangelización, en la que tanto hincapié hace ahora la
Iglesia. Dos de las chicas que se confirmaban se han incorporado a la Parroquia
a raíz de la JMJ. Ambas se animaron a participar como voluntarias y empezaron a
ver el buen ambiente de nuestra comunidad y la cantidad de jóvenes que hay en
ella. Gracias a su apertura se dejaron tocar por Dios y se animaron a unirse al
grupo de jóvenes. Verlas confirmarse hoy me ha producido una gran alegría,
porque significa que, a pesar del rechazo de muchos jóvenes hacia la Iglesia y
de lo difícil que es anunciar el Evangelio en nuestro entorno más inmediato, es
posible hacerlo, y que hay jóvenes abiertos y deseosos de Dios, como muestra el
testimonio de mis dos amigas. Finalmente, el envío misionero ha sido el culmen
de la preparación que hemos hecho el grupo de chicas que vamos a Perú y México
este verano, y, por tanto, me recuerda a esa tercera dimensión tan importante:
la misión ad gentes. Nuestra Parroquia es muy viva y tiene un gran sentido de
comunión. Eso se nota en todo lo que hacemos, y más en celebraciones como la de
hoy, tan profunda y alegremente vivida. Ahora, esta comunidad ve que tiene que
abrir sus horizontes e ir más allá de sus fronteras. Por eso este año hemos
trabajado especialmente el tema de la misión, y por ello, a raíz de la semana
misionera parroquial, un grupo de jóvenes hemos decidido tener una experiencia
misionera en América Latina. Esta inquietud misionera forma parte de mí, al
haber nacido yo en misión. Creo que es algo que me ha marcado y me marcará toda
la vida: el ver que la fe no tiene fronteras y que debemos anunciar a Cristo a
todos, pero especialmente a los pobres. Al fin y al cabo Él siempre se rodeó de
ellos, y su Buena Noticia era liberadora para el débil y lo enaltecía frente al
poderoso. Ojalá que el Espíritu Santo que hoy han recibido varios miembros de mi
comunidad nos ilumine como Parroquia misionera, no sólo en la pastoral y en la
nueva evangelización, sino para sentirnos Iglesia universal y para dirigirnos,
especialmente, a los pobres y oprimidos. Que seamos, Señor, la voz de los que no
tienen voz”.OMPRESS-MADRID.