lunes, 4 de junio de 2012

Taller Misionero en Toledo

El pasado sábado 26 mayo tuvo lugar en la Casa Sacerdotal de Toledo la penúltima sesión de la Escuela-taller de Evangelización Misionera, organizada por la Delegación de Misiones y el Consejo Diocesano de Misiones de Toledo. En esta ocasión ha participado la profesora Carmen Llorente Pérez, consagrada con experiencia misionera en Perú, que ha aportado reflexiones y vivencias personales.
Desde la Delegación de Misiones se ha recordado que los misioneros, desde el anuncio del Evangelio, convierten su vocación en una intervención de ayuda al prójimo, y, siguiendo las palabras de Benedicto XVI, ha dicho que es una intervención "de justicia para los más pobres, de posibilidad de instrucción en los pueblos más recónditos, de asistencia médica en lugares remotos, de superación de la miseria, de rehabilitación de los marginados, de apoyo al desarrollo de los pueblos, de superación de las divisiones étnicas, de respecto por la vida en cada una de sus etapas".

El delegado de misiones, Jesús López Muñoz, ha afirmado que “si no se trabaja en común, el trabajo es ineficaz”. López Muñoz ha aprovechado esta sesión ara compartir el Mensaje del Papa Benedicto XVI para la Jornada Mundial de las Misiones (Domund 2012) que nos convoca bajo el título “Llamados a hacer resplandecer la Palabra de verdad”. Del mensaje ha destacado que “el anuncio se transforma en caridad”, porque como ha escrito Benedicto XVI, “se trata de una expresión de profunda comunión, de un compartir y de una caridad entre las Iglesias, para que cada hombre pueda escuchar o volver a escuchar el anuncio que cura y, así, acercarse a los Sacramentos, fuente de la verdadera vida”.
De igual manera, respecto a la vocación misionera, ha destacado que “es verdadero evangelizador y misionero el testigo que comunica con su vida lo que cree, lo que celebra, lo que vive”. Desde ahí ha señalado algunas de las características que poseen los misioneros como testigos de Cristo. Misioneros que son “llamados, movidos, animados y guiados por el Espíritu Santo”, que trabaja conforme a los valores del Evangelio de Jesús, sin “límites, ni fronteras, ni programas”, porque el Espíritu Santo “es infinitamente libre y creativo, porque el amor es siempre creativo”.
Carmen Llorente ha señalado que “solo el Espíritu Santo suscita vocaciones misioneras y que es el que derrama y cae donde quiere”, porque “las características que hemos señalado, y muchas otras, que debemos seguir y continuar como testigos de Cristo son obra del Espíritu Santo, que nos hacen seguir las huellas y el estilo de Jesús”.
En ese sentido, y recordando la Encíclica “Spe salvi facti sumus”, ha concluido sus palabras recordando que “el hombre es redimido por el amor”, y precisamente desde el “amor de Dios se deriva la participación en la justicia y en la bondad de Dios hacia los otros”, porque “amar a Dios requiere la libertad interior respecto a todo lo que se posee y a todas las cosas materiales, el amor de Dios se manifiesta - recalca - en la responsabilidad por el otro”, por lo que para Llorente Pérez es muy importante recordar que “la grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre”, lo cual es válido tanto para el individuo como para la sociedad.OMPRESS-TOLEDO