En 1952, el misionero agustino recoleto Mariano Gazpio Excurra fue expulsado de China por el Gobierno comunista. Desde 1924, había vivido en las misiones de Chenliku o Yucheng. Ahora el Papa Francisco le ha declarado venerable por sus virtudes heroicas ante la persecución del gobierno que sufrió.
El vicepostulador de su causa de beatificación, José Javier Lizarraga, cuenta: «Lo hemos conocido. Hemos vivido con él. Y hablamos primero de nuestra experiencia de haber convivido con él. Hay frailes que lo tuvieron de maestro de novicios, que lo tuvieron de prior y otros de compañero durante muchos años».
Por su parte, fray José Antonio Ciorda, agustino recoleto, recuerda a este misionero: «Con frecuencia me levantaba un poco antes que los demás religiosos y me iba al coro de la iglesia de Marcilla, todo a oscuras. Y de cuando en cuando aparecía el padre Mariano y se ponía a orar. Él no sabía que yo estaba dentro y con frecuencia decía esta frase en voz alta: Señor, líbrame de mí mismo. Lo decía repetidas veces y con pasión».