miércoles, 2 de febrero de 2022

Material Tú Eres Misión: "Vida Consagrada"

Hoy celebramos un día muy importante para los cristianos: la Fiesta de la Presentación, que además coincide con la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.

¿Qué significa esto? 

 

En la vida consagrada, los fieles de Cristo se proponen, bajo la moción del Espíritu Santo, seguir más de cerca a Cristo, entregarse a Dios amado por encima de todo y, persiguiendo la perfección de la caridad en el servicio del Reino, significar y anunciar en la Iglesia la gloria del mundo futuros, mediante la profesión de los consejos evangélicos, sea por votos o por promesas.

Lo bien cierto es que son muchas las veces que leemos o escuchamos ciertas cosas pero que no sabemos bien qué son, cómo encajarlas, qué tienen que ver con nosotros, incluso no sabemos  como poder participar o ayudar en ellas. 

La vida consagrada, y en general la vida cristiana, es una búsqueda permanente del rostro de Dios, que nos sale al encuentro en las personas y acontecimientos que piden amor, cercanía, comprensión y compasión.

Solo las religiosas consagradas suman 630.000 mujeres en el mundo. De hecho ellas constituyen la mitad de todos los misioneros españoles en el mundo, y su labor está presente en todos los ámbitos de la misión de la Iglesia, por lo que es muy oportuna la intención que presenta el Papa Francisco para este mes de febrero: “Recemos por las mujeres religiosas y consagradas, agradeciéndoles su misión y valentía, para que sigan encontrando nuevas respuestas frente a los desafíos de nuestro tiempo”.



Las “jornadas específicas” están bien como recordatorio y como estímulo, pero no debe hacernos olvidar que el recordatorio de la Jornada es una tarea de todos los días. Las Jornadas suelen tener un lema que incide en algún aspecto actual de lo que recuerda la jornada. Este año el lema es “caminando juntos”. Un lema muy apropiado en el contexto del Sínodo sobre la sinodalidad al que todos estamos invitados a participar. Pues hacer sínodo es precisamente caminar juntos. La vida consagrada camina unida dentro de la Iglesia, dando la mano a todos los creyentes que trabajan en aquellas realidades eclesiales de las que las distintas congregaciones se ocupan por vocación y carisma, o sea, por sentirse llamados (vocación) a poner en obra una determinada gracia al servicio de los demás (carisma).

Nuestra arzobispo nos dice que “caminar juntos en la misión supone descubrir la alegría de evangelizar, de ser testigos convencidos y creíbles de Jesucristo, que es la razón y el motivo de toda nuestra vida y de todo lo que hacemos”. Y , añade, “el consagrado, y el cristiano, es aquel que tiene siempre el oído abierto, atento a las múltiples llamadas de Dios”, precisa nuestro arzobispo.

¿A qué consagro yo mi vida? ¿Le pregunto a Dios por mi vocación específica?



La misión como cristianos y acompañantes en esta vida consagrada, supone comunión con toda la Iglesia, esa Iglesia que se realiza en cada una de las Iglesias locales, una misión que nos une con los pastores de nuestra comunidad. Lo importante es que el Evangelio sea anunciado por todos los cristianos del mundo.

La vida consagrada es un regalo, pero no sólo para la Iglesia, a la que entregan su existencia, sino para el mundo, porque su vida, como rezaba el lema de la Infancia Misionera de este año, es luz para el mundo. Están mostrando que Dios está presente en la vida de los hombres, que el Evangelio no es una utopía romántica, pero imposible de vivir. Están recordando que el fin del hombre no está en este mundo, sino en el cielo, por el que hay que luchar y entregarse…