martes, 9 de marzo de 2021

El Papa vuelve a Roma tras un viaje histórico


Ha sido el primer Papa en visitar Irak, en un viaje que se ha visto marcado por mensajes en defensa de la comunidad cristiana, llamando al diálogo entre religiones y la paz en el país y en todo Oriente Medio. “Dios es misericordioso y la ofensa más blasfema es profanar su nombre odiando al hermano. Hostilidad, extremismo y violencia no nacen de un espíritu religioso; son traiciones a la religión”, declaraba en el encuentro interreligioso que tuvo lugar en la llanura de Ur, la cuna del patriarca Abraham, un padre para judíos, cristianos y musulmanes.

Este viaje apostólico, el primero desde el inicio de la pandemia, ha sido calificado de “emblemático” por el mismo Papa, al partir de Roma el viernes, y como un deber hacia esta comunidad martirizada por el terrorismo y la guerra de los últimos años. El tema estuvo presente en el discurso inaugural, en el Palacio Presidencial de Bagdad, donde Francisco condenó el fundamentalismo y pidió el reconocimiento de los derechos de todos los creyentes. También en la capital iraquí, el Papa rindió homenaje a las víctimas del atentado terrorista que mató a 48 personas, en la Catedral siriocatólica de Sayidat al-Nejat (Nuestra Señora de la Salvación), el 31 de octubre de 2010.

El sábado, Francisco hizo historia al visitar la ciudad de Nayaf, una de las más sagradas para el Islam chiíta, reuniéndose con el gran ayatolá Al-Sistani, con quien pidió “respeto mutuo y diálogo entre religiones”. Tras la reunión, el líder chiíta emitió un comunicado, defendiendo “la paz y la seguridad” para los cristianos en Irak. En la llanura de Ur, la Ur de los Caldeos, el Papa rechazó el terrorismo y la violencia en nombre de Dios, considerando que ningún creyente puede callar “cuando el terrorismo abusa de la religión”. La primera Misa con la comunidad católica se celebró en la Catedral de San José, en Bagdad, junto a la histórica comunidad caldea, recordando a los “mártires” del siglo pasado y los que sufren “persecución” por su fe cristiana.

El domingo, Francisco multiplicó gestos y palabras de homenaje a las víctimas de la guerra y el terrorismo, dirigiéndose al norte para visitar Erbil, Mosul y la ciudad cristiana de Qaraqosh. En Mosul, el fuera el bastión del autoproclamado Estado Islámico, el Papa habló sobre las ruinas de cuatro iglesias, en donde rezó en silencio, criticando a quienes “profanan el nombre de Dios recorriendo caminos de destrucción”. Añadiendo después “Si Dios es el Dios de la vida —y lo es— a nosotros no nos es lícito matar a los hermanos en su nombre. Si Dios es el Dios de la paz —y lo es— a nosotros no nos es lícito hacer la guerra en su nombre. Si Dios es el Dios del amor —y lo es— a nosotros no nos es lícito odiar a los hermanos”. En Qaraqosh, Francisco dejó un mensaje de esperanza a la ciudad de mayoría cristiana, en un ambiente festivo: “El terrorismo y la muerte nunca tienen la última palabra”. El último encuentro del viaje fue la celebración de la Misa en un estadio de Erbil, con miles de personas, a las que el Papa invitó a perdonar y evitar cualquier idea de “venganza”, tras los sufrimientos de los últimos años. “Irak permanecerá siempre conmigo, en mi corazón”, concluía emocionado.

La despedida ha tenido lugar, en una ceremonia privada, en el aeropuerto internacional de Bagdad, con la presencia del presidente iraquí, Barham Salih, y los representantes de las comunidades cristianas. El jefe de Estado iraquí en un tuit elogiaba el “gran mensaje de humanidad y solidaridad” del Papa. “Su presencia, un signo de paz y amor, permanecerá para siempre en el corazón de todos los iraquíes”, añadía.