jueves, 7 de mayo de 2020

Dios y Coronovirus

Compartimos unas reflexiones del sacerdote Silverio Velasco en torno a la actual situación que vivimos:
En estos días leo a veces comentarios sobre Dios y esta pandemia universal. Y muchos piensan en que Dios, siendo todopoderoso e infinitamente bueno, no compagina con lo que nos sucede. Yo creo que dan explicaciones a medias. Sobre todo, no completan con lo que es Dios y sus planes. Me ha parecido dar unas notas, casi en plan de conversación, para cristianos SENCILLOS. Porque los hay demasiado entendidillos, aunque a veces se olviden de lo esencial. Son cosas muy sencillas, casi elementales de nuestra religión; pero que conviene recordar en momentos en que se ponen en duda algunos fundamentos claves. Procuraré decir lo esencial brevemente.
  Dios es la perfección, junto con la simplicidad. Nadie le ha podido hacer. Por lo tanto, lo que tiene lo tiene por su esencia. No lo puede ni poner ni quitar. Así que dentro de la perfección: lo sabe todo, lo puede todo y es esencialmente BUENO. Esencialmente significa que no puede hacer nada malo. Y, como es bueno, pensó hacer unas personas que pudieran ser felices con Él: Hizo a los humanos. Y les dio algo muy bueno, pero que podía jugarnos “una mala pasada”: Fue la LIBERTAD. Esto fue para que pudiéramos gozar con Él. Porque para ser felices de verdad, nos debemos ganar esa felicidad. Porque si no, seríamos como robots o maniquíes. Es decir, debemos usar bien la libertad. Para ganar esa felicidad nos dio una prueba (¡qué bueno es Dios!). Esa prueba es ESTA VIDA temporal. Por lo tanto, esta vida es una prueba: Procuremos pasarla y aprobarla. Para eso hay que usar bien la libertad. 

  Y aquí empiezan los grandes problemas: Unos (muchos) se creen que esta vida temporal es la definitiva; y por lo tanto cuanto más se viva, mucho mejor. Pero no es así. Muchos santos murieron de jóvenes y están felices en el cielo. Otros ni siquiera casi vivieron, como “los santos inocentes”, que no vivieron por la maldad humana de otros; pero están felices con Dios. Y así otros inocentes están felices con Dios.
  El gran problema es que muchos, por el mal uso de la libertad, no podrán llegar a la felicidad plena, aunque les parezca que lo pasan muy bien unos cuantos años aquí. Y como Dios sigue siendo bueno y nos quiere tanto, tuvo compasión de nosotros y el mismo Dios, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre y vivió con nosotros y sufrió lo indecible, como vemos al meditar la Pasión de Jesús. Todo porque nos quiere, para reparar los pecados, y así poder tener nosotros una mayor facilidad para evitar el castigo eterno merecido, y poder más fácilmente obtener el perdón de Dios.
  Por esa bondad, Dios está siempre dispuesto a la misericordia y al perdón. Dios nunca castiga en esta vida, lo dijo claramente Jesús, sino que espera con misericordia a quien esté usando mal la libertad. Sobre esto habría que hablar largamente, porque no es lo mismo castigar que corregir. Dios tiene paciencia hasta que nos llegue la muerte. ¡Ay de aquel a quien le sorprenda la muerte siendo enemigo de Dios! El mismo se apartará de la felicidad para siempre.
¿Cuándo nos llegará la muerte? Claramente Jesús nos dijo que no lo sabemos; pero nos debemos disponer a ello: Puede ser de mayores, de jóvenes… Lo principal que debemos hacer es prepararnos para la vida definitiva. Para ello usemos bien la libertad. En el camino encontraremos dificultades de todo tipo: Una de estas (llamémoslo dificultades, aunque son a medias en cuanto al camino hacia Dios) es el coronavirus. 
  Dios, lo mismo que nos deja libres a nosotros, para que podamos hacer el bien o el mal, ha dejado libre a la naturaleza. Ella es imperfecta, para que nos pueda servir de prueba. Si fuese perfecta, sería el cielo que ya llegará. El problema es que parece ser que Dios hizo la naturaleza un poco (o bastante) mejor de lo que está ¡Qué culpa tendrá Dios de que se vaya destruyendo la naturaleza, si tantas veces es culpa del mal uso de nuestra libertad! Pero el hecho es que debemos ir consiguiendo la vida feliz futura en medio de la naturaleza que vamos encontrando.
  Ahora bien, mientras estamos aquí, usar bien de la libertad es buscar el bien de todos. Para ello debemos mejorar la naturaleza, debemos hacer felices a los demás; también a los que sólo piensan en los bienes materiales. Y, cuando se ha revuelto parte grande de la naturaleza, como en esto del coronavirus, nuestra obligación es trabajar lo que podamos para “vencerlo”. Y Dios está muy contento con todos los esfuerzos que se están haciendo. 
  Pero ¿Por qué no actúa Dios con un milagro…? Para Él sería muy fácil; pero no lo suele hacer sólo para mejorar lo material, ya que no nos ayudaría, en la mayoría de los casos, para el asunto principal, que es conseguir la vida eterna feliz con el buen uso de nuestra libertad. Desgraciadamente muchos, si se termina fácilmente la pandemia, se entregarían sin duda a mayores vicios. Mientras no entendamos y tengamos la convicción de que esta vida es una prueba y que nos debemos preparar para la definitiva, que será la verdadera felicidad, como Dios quiere, estaremos perdidos.
  En realidad, esto último es lo principal que quería exponer, porque muchos cristianos, que hablan sobre el asunto, parece que piensan que sólo vale ganar esta vida y que Dios es un ser lejano a quien hay que despertarle. 
Silverio Velasco