El Congreso nacional de Laicos “Pueblo de Dios en salida”, celebrado este fin de semana en Madrid, en el que han tomado parte más de 2000 participantes procedentes de las diócesis españolas, entre ellos 42 representantes de la diócesis de Valencia, ha aportado “un sentido nuevo de presencia en la vida y en la Iglesia”, conforme ha señalado hoy monseñor Javier Salinas, obispo auxiliar de Valencia y responsable de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar de la Conferencia Episcopal Española (CEE), organizadora del encuentro.
Según monseñor Salinas, “el entusiasmo vivido, la diversidad de experiencias y aportaciones y la unidad en el trabajo” han sido “claves” de este Congreso y, tras su clausura, ha subrayado la necesidad de “trabajar por la comunión pero también reconociendo la diversidad, valorando a cada uno con lo que es y escuchándonos”.
Además, para mejorar la participación de los laicos en la vida pública “lo primero es proponérselo porque a veces vivimos un cristianismo avergonzado y no hay que olvidar que el primer testimonio es el personal, con nuestras decisiones y opciones”.
Por eso mismo “es importante apoyar en su misión a los católicos que desempeñan tareas en el mundo de la empresa, de la cultura o de la política, y que viven en minoría”, ha añadido.
El Congreso nacional de Laicos, celebrado en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo de Madrid, del 14 al 16 de febrero, ha analizado las aportaciones de más de 2.400 grupos integrados por más de 37.000 personas de todas las diócesis españolas, fruto del trabajo realizado en las fases diocesanas previas al Congreso.
Así, han abordado entre otros temas y experiencias el “primer anuncio” en el despertar religioso en las familias, en los jóvenes o en los centros educativos; el “acompañamiento”, en procesos de iniciación cristiana, en la familia, en situaciones de sufrimiento, vulnerabilidad y soledad; los “procesos formativos”, desde la infancia hasta la adultez, y la “presencia en la vida pública”, como el compromiso en la política, en el mundo del trabajo y en los sindicatos, con la familia, con las personas en situaciones de pobreza, con las personas migrantes, y con el cuidado del planeta, entre otros.
El Congreso Nacional de Laicos arrancó este pasado viernes con la presencia del cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, que arropó a los 42 congresistas valencianos que participaron en él. A su llegada al Pabellón de Cristal, el Arzobispo animó a la delegación valenciana a vivir con alegría esta experiencia eclesial. Así también lo hicieron los obispos auxiliares de Valencia monseñores Arturo Ros, Esteban Escudero y Javier Salinas, además responsable de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar de la Conferencia Episcopal Española (CEE), también presentes en el congreso.
Monseñor Arturo Ros: “Los frutos del Congreso tendrán ahora su continuidad en Valencia”
Por su parte, monseñor Arturo Ros, obispo auxiliar de Valencia, y responsable de la Vicaría para el Laicado y la Acción Caritativa y Social del Arzobispado, ha destacado que “a partir de ahora se inicia una etapa en la que los frutos de este congreso tendrán su continuidad en las diócesis, movimientos y asociaciones”.
Igualmente, monseñor Arturo Ros ha asegurado sentirse “muy orgulloso de mis queridos diocesanos” y ha afirmado que tras este congreso “seguiremos haciendo camino” porque “la experiencia ha sido muy gozosa al sentirnos Iglesia con todas las diócesis de España. Las reflexiones, los trabajos, las propuestas...todo ello ha contribuido al deseo de los lacios de cobrar protagonismo en la vida de la Iglesia”.
Haciendo un balance final, monseñor Ros ha explicado que “todo el mundo ha salido muy contento, muy animado y con mucha fuerza”. De igual manera, todo lo trabajado en el congreso, y a la espera del documento final con las conclusiones, “también tendrá su continuidad en nuestro Sínodo diocesano aunque muchos de los temas tratados nosotros ya los estamos estudiando en las comisiones sinodales”.
Amparo Estellés: “Ha sido una experiencia de la Iglesia que queremos ser, una experiencia de comunión muy especial”
Para Amparo Estellés, delegada episcopal de Apostolado Seglar, el congreso ha sido “una experiencia de la Iglesia que queremos ser, una experiencia de comunión muy especial”.
Durante las sesiones “hemos celebrado, hemos compartido, hemos reflexionado y hemos planteado proyectos de lo que queremos que sea nuestra Iglesia y por lo tanto para mi lo más importante ha sido esa experiencia de alegría y de comunión que hemos vivido de una Iglesia diversa, con multitud de carismas y que todos queremos caminar juntos”.
Las experiencias han sido “múltiples y muy enriquecedoras” y “desde todos los caminos que se han planteado el fin último es la formación”. “Desde el encuentro personal con Cristo vamos a poder hacer llegar a la sociedad nuestro testimonio siendo ciudadanos críticos, veraces y todo lo que ello conlleva”, ha afirmado.
José Ballesteros: el Congreso ha sido una “plataforma para escuchar a los laicos”
Entre otros testimonios de valencianos que han tomado parte en el Congreso nacional figura el de José Ballesteros, técnico de la delegación episcopal de Apostolado Seglar del Arzobispado de Valencia, para el que “el congreso ha sido muy positivo porque ha sido una plataforma donde se nos ha escuchado a los laicos y donde se nos ha tenido muy presentes desde la Iglesia, como nos pedía el papa Francisco, para romper con el clericalismo y así proponer nuestros puntos de vista”.
“La parte más positiva del Congreso es el hecho de que se nos ha escuchado para después poder aterrizar todo lo que los laicos teníamos”. “Allí se han ofrecido muchas aportaciones, novedades y líneas de trabajo en la que toda la diócesis debe apostar y ahora es ver junto con nuestro sínodo diocesano cómo lo aterrizamos y que tenga muy presente al laicado”.
El Congreso aborda cuatro itinerarios con experiencias sobre la “vocación y misión de los fieles laicos”
El Congreso nacional de Laicos ha reflexionado sobre cuatro itinerarios que han permitido “concretar la vocación y misión de los fieles laicos: primer anuncio, acompañamiento, procesos formativos y presencia en la vida pública.
Cada uno de ellos se inició con una breve ponencia a las que le siguieron la presentación de experiencias relacionadas con cuarenta líneas temáticas (diez por itinerario), acompañadas de testimonios de personas.
Así, se crearon 80 grupos de reflexión, de 25 personas en cada uno. En estos grupos debatieron en torno a tres preguntas para llegar a conclusiones prácticas después del congreso: ¿Qué actitudes hemos de convertir? ¿Qué procesos hemos de activar? ¿Qué proyectos podemos proponer?
El primer itinerario incluyó la reflexión entre otras experiencias y temas del primer anuncio en el diálogo con personas del entorno cotidiano, en el contexto de la preparación pre-sacramental; el despertar religioso en las familias; el primer anuncio a jóvenes y en los centros educativos, así como el primer anuncio con motivo de las prácticas y vivencias de religiosidad popular y en la atención a personas en situaciones límites; la experiencia del primer anuncio en países de misión y cómo transmitir el Kerygma mediante el arte y nuevas disciplinas.
Para el segundo itinerario se presentaron experiencias sobre los siguientes temas: el acompañamiento en procesos de iniciación cristiana; en la familia; desde los centros educativos; a jóvenes; en situaciones de sufrimiento y soledad; en situaciones de precariedad y vulnerabilidad; de personas con diversidad funcional; en el discernimiento vocacional; en diálogo con la increencia y el acompañamiento de los acompañantes.
Asimismo, en el tercer itinerario los participantes pudieron abordar la formación: itinerarios desde la infancia hasta la adultez; formación sistemática de equipos de fe-vida en los movimientos apostólicos: el Método de Encuesta, la Revisión de Vida y el Proyecto Personal de Vida Cristiana; formación de formadores; la formación en el corazón de la vida; el itinerario de Formación Cristiana para Adultos como herramienta de formación integral y permanente; la formación en Doctrina Social de la Iglesia; formación para la oración; en el seno de la familia; de los profesionales y tiempo libre y formación.
Finalmente, el cuarto itinerario abordó experiencias relativas a la presencia en la vida pública: el compromiso en la política y en el mundo asociativo; en el mundo del trabajo y en los sindicatos; con la familia y en la vida; con las personas en situaciones de pobreza; con las personas migrantes; con el cuidado del planeta; en la educación y ante la economía y el consumo; además de cómo crear pensamiento transformador de la realidad y hacia una presencia transformadora en medios de comunicación y redes sociales.
Este proceso tiene ahora una “clara continuidad” puesto que el Congreso constituye el punto de partida de nuevos caminos. Los cuatro itinerarios serán los hitos que se han de desarrollar en los próximos años en la pastoral con el laicado y, concretamente, desde las Delegaciones de Apostolado Seglar de cada una de las diócesis.
AVAN