martes, 18 de febrero de 2020

Crónica de la oración misionera con las Agustinas Descalzas


El pasado domingo día 16, D. Arturo Javier García, delegado episcopal de Misiones en la diócesis, presidió las Vísperas que se celebraron en el Monasterio de la Purísima Concepción, San José y Beata Inés de Benigánim, de las Agustinas Descalzas de San Juan de Ribera.

Fue una oración en la que se tuvo presente la intención del Papa para este mes: Escuchar los gritos de los migrantes; y también para rogar por los misioneros y misioneras que, dejándolo todo, marchan a lugares lejanos, ofreciéndose en cuerpo y alma, y encontrándose con muchas dificultades y precariedades, se dedican con amor y con tesón a trabajar por el Reino de Dios, gastando su vida en bien de los demás.

D. Arturo compartió la experiencia que vivió junto al Arzobispo Cardenal D. Antonio Cañizares a final de verano en Perú, en Amazonas, en Santiago de Chile, en Copiapó…
La necesidad que hay de sacerdotes, pues son  poquísimos para tantos lugares. Hay que rogar insistentemente.

En la ciudad de Requena, en el Amazonas, el único sacerdote es el Obispo: D. Juan Oliver; él solo para los veinte mil habitantes; él es el párroco, el obispo y el sacristán.

Hay misiones construidas pero no hay misioneros. “También los pobres tienen derecho a los sacramentos, y están privados de ellos”.

Tenemos que dar gracias que nosotros contamos con sacerdotes, no tenemos que andar kms. y kms. para llegar a una iglesia; ni coger una barquita para asistir a Misa.


“Nos falta suficiente celo para atender a los que están tan lejos, en las periferias” –esto dice el Papa.

D. Arturo terminó rogando que tuviéramos muy presente todas estas necesidades; por D. Juan Oliver, el obispo, los Franciscanos y los sacerdotes que están atendiendo en Requena para que el Señor les envíe refuerzos pronto.