La primera forma para ser misionero es la oración. El Papa Francisco lo recuerda siempre, pero debemos “aprender” a rezar por la misión y por los misioneros. Lo ha señalado el Presidente de OMP, Giampietro Dal Toso, en unas declaraciones para el programa “Aquí estoy, envíame” de Vatican News.
¿Qué define al misionero del siglo XXI?
Dal Toso detalla las características que definen al misionero de hoy, asegurando que lo que define en la actualidad al misionero es una característica que siempre hubo en la Iglesia Católica y en la historia de la Iglesia y que se resume en que “el misionero es un enviado”: “No va por su propia cuenta, en su propio nombre, sino que es enviado por Dios y llamado por Dios a través de la Iglesia”. Además, explica que el misionero “nunca está solo”, sino que “vive con una comunidad donde hace su ministerio pero también es un misionero enviado por una comunidad que le ayuda, que le sostiene y que reza por él”.
Otra característica que destaca el Presidente de OMP es que la misión de nuestros tiempos ya no es una misión “que va del norte al sur”, sino que vemos a muchos curas formados en África o en Asia que ahora mismo hacen su ministerio en Europa o en América del Norte. “Es mucho más un modelo de circularidad de cómo las iglesias se ayudan unas a otras para realizar la misión de la Iglesia” afirma.
Todos los bautizamos somos misioneros
El año pasado se celebró el octubre Misionero como mes extraordinario y el lema de ese mes fue: “bautizados y enviados” es decir, “en cuanto bautizado tú eres Misionero” dice Dal Toso. “Esto me parece muy importante, que cada uno de nosotros en cuanto bautizados podamos redescubrir esta vocación a ser misioneros”. Pero, ¿Cómo podemos ser misioneros concretamente? En primer lugar – explica Mons. Dal Toso – dando un testimonio personal, viviendo nuestra fe, dando testimonio de Jesús a través de cómo vivimos, de cómo actuamos, de cómo juzgamos y de cómo hablamos”.
Después, hay una participación a la misión por ejemplo “a través de la oración, que es la primera forma de participación”, “a través de la ofrenda financiera, porque la misión también necesita materiales concretos para ser realizada”, pero también hay otra forma – señala – que es “ofreciendo su propio sufrimiento”. “Esto significa que cada uno puede encontrar su forma personal para participar en la gran misión de la Iglesia”.
La sensibilidad misionera en España es muy fuerte
El prelado asegura también que como Presidente de las Obras Misionales Pontificias está muy agradecido a los católicos españoles por lo que hacen en favor de la misión: “Hay muchos misioneros y misioneras consagrados y laicos de España y eso significa que en España la sensibilidad misionera todavía sigue muy fuerte”.
A nivel universal, en cambio, explica que ha habido un crecimiento del número de los católicos, del número de los seminaristas y del número de los religiosos en territorios de misión, o de lo que una vez se llamaban territorios de misión, es decir, África y Asia.