Manteniéndose apegadas a la dinámica fundamental de la misión, que es anunciar la Buena Nueva de la salvación, las comunidades católicas de África deberán repensar algunas grandes perspectivas de su actividad misionera a la luz de la crisis del Covid-19.
Si el continente africano es uno de los continentes menos infectados por Covid-19, sigue siendo uno de los continentes más afectados por esta crisis sanitaria mundial. Hoy, como muchas instituciones africanas, las iglesias de África, también fuertemente afectadas por esta crisis de salud mundial, tendrán que asumir el desafío de reinventarse en la continuidad. Manteniendo un fuerte apego a la dinámica fundamental de la misión que es anunciar la Buena Nueva de salvación, las iglesias en África tendrán que repensar algunas grandes perspectivas de su actividad misionera a la luz de la crisis del Covid-19. El Mes Misionero de octubre es, por tanto, una oportunidad para abrir la reflexión sobre los grandes proyectos a reconstruir para el pleno desarrollo de las iglesias africanas en su actividad misionera.
Reavivar la llama de la fe y el regreso a la iglesia
La crisis del covid-19 ha afectado el entusiasmo de todos por participar activa y físicamente en la misa de la iglesia. Muchos ya no vienen a la iglesia. Si las razones de esta triste situación pueden ser múltiples, se pueden aprovechar dos pistas para comprender este fenómeno.
Por un lado, el auge del paganismo. En África, las iglesias están ciertamente llenas, pero el arraigo en la fe está lejos de ser una realidad tangible. El paganismo está cobrando impulso y verdaderamente se está arraigando en el continente africano. Con la crisis de Covid-19, que obligó a las iglesias a cerrar sus puertas, muchos fieles se han alejado permanentemente de la iglesia y la fe. En este sentido, será necesaria una verdadera obra de evangelización y reevangelización para reavivar la llama de la fe en el corazón de los demás.
Por otro lado, muchos prefieren ahora las misas virtuales, fuertemente alentadas durante la época de crisis, a un regreso a las iglesias que han permanecido cerradas durante meses. El punto es que la iglesia en África es una iglesia de jóvenes. Una juventud muy orientada a lo digital. Hoy tenemos jóvenes que ahora se sienten más cómodos con lo virtual y lo digital. El desafío pastoral después del período del covid-19 es, mientras se afirma la primacía y la necesidad de la participación física en la Misa, trabajar para crear un equilibrio entre la virtualidad y la tangibilidad dentro de la juventud. Lo que debe evitarse es el uso de la fuerza para bloquear las actividades pastorales virtuales y obligar a las personas a regresar a la Iglesia. Forzar el regreso a misa sería un grave error. Más bien, debemos trabajar para reavivar la llama del regreso a la iglesia.
De la iglesia familiar a la iglesia familiar
Uno de los grandes proyectos misioneros de la Iglesia en África ha sido construir su modelo eclesiológico sobre el modelo de la familia. En pocas palabras, piense en la Iglesia como una familia. En esta dinámica eclesiológica, la actividad pastoral misionera se ha centrado fuertemente en los grandes encuentros. De hecho, la pastoral general ha sido muy privilegiada. Pero se puso a prueba durante la crisis del covid-19 cuando las grandes reuniones ya no eran posibles. Hoy, mientras trabajamos para consolidar este logro, debemos promover la iglesia en la familia, la iglesia doméstica. Dar un lugar destacado a la pastoral familiar es más necesario que nunca. Incluso es necesario fomentar la celebración eucarística en las familias y trabajar para que los padres continúen la formación catequística de los niños en la familia.
Revitalizar la catequesis
La catequesis en nuestras iglesias en África es fundamentalmente sacramental. Da la impresión de haber sido hecho con el único propósito de obtener el sacramento. La catequesis debe revitalizarse para que se convierta no solo en una verdadera escuela de fe, sino en un lugar privilegiado de encuentro con Jesucristo. Para ello, hoy tendremos que desarrollar la pastoral bíblica en el corazón de la catequesis, para que los catecúmenos se familiaricen con la Palabra de Dios. También es necesario iniciar a los catecúmenos ya para desarrollar formas adecuadas de espiritualidad para que no se limiten solo a recibir los sacramentos. Esto les permitirá estar más preparados para afrontar todas las situaciones difíciles como las de la crisis de Covid-19 donde se había vuelto imposible administrar y recibir los sacramentos.
Redoblar nuestros esfuerzos al servicio de la caridad
La crisis del Covid-19 ha empobrecido a las poblaciones africanas, lo que ha agravado el sufrimiento de las poblaciones. Hoy, la Iglesia en África debe ser una respuesta eficaz al sufrimiento de las poblaciones. Ella no debe traicionar esta esperanza. Para ello, debe redoblar sus esfuerzos en su servicio de caridad. Debe estar a la vanguardia en el apoyo y la ayuda a los pobres, cuyo número sigue creciendo de verdad. Una lucha que la Iglesia de África no podrá ganar si no trabaja seriamente para afrontar el reto de su autonomía financiera.
Afrontar el desafío de la autonomía financiera
Las iglesias de África dependen económicamente de la ayuda exterior. Sin el dinero proporcionado por las organizaciones europeas y los misioneros, muchas actividades misioneras hoy serían inexistentes. Además de eso, a menudo hay mucho abuso en la recaudación de fondos local, lo que a veces aleja a los cristianos de la iglesia, cuando sabemos que nuestra población es relativamente pobre. Hoy, la crisis financiera en nuestras iglesias ha empeorado con la crisis de salud de Covid-19. Pensar en la autonomía financiera de nuestras iglesias es un imperativo importante para la actividad misionera de las iglesias en África hoy. Sin medios económicos sólidos y estables, sería difícil llevar a cabo la misión.
Apoyar a las poblaciones en sus luchas políticas
Hoy, en nombre de la crisis del Covid-19, se violan y amordazan las libertades de las poblaciones. La ayuda a la población a veces se malversa debido a la corrupción. Las situaciones políticas se están deteriorando debido al golpe de Estado como en Mali y la manipulación de las constituciones por parte de algunos jefes de Estado para mantenerse en el poder. La Iglesia debe poder estar al lado de estos pueblos que luchan por tener una vida digna y sobre todo por vivir en un clima de paz, justicia y democracia. Debe escucharse la voz de los que no tienen voz para seguir dando a los pueblos la esperanza que los políticos africanos siguen sacrificando por egoísmo. Hoy, frente al sufrimiento de los pueblos africanos, la Iglesia de África debe ser visible de palabra y de hecho.
OMNISTERRA.