lunes, 16 de septiembre de 2019

El misionero valenciano Ramón Peris agradece al Arzobispo “su visita, su cercanía y escucha”


El misionero valenciano Ramón Peris, que recibió el pasado mes de julio la visita del cardenal Antonio Cañizares, en la ciudad ecuatoriana de Manta, ha asegurado que con este viaje a Chile, Perú y Ecuador “el Arzobispo de Valencia ha hecho realidad el deseo de ser Iglesia misionera que ya plasmó en la carta que escribió antes de tomar posesión de la Archidiócesis”.

Durante las dos semanas en las que conoció en primera persona las misiones valencianas en los tres países sudamericanos, el cardenal Cañizares “mostró su ser misionero y vivió su dimensión misionera, como también lo hace al acoger la diócesis de Valencia el compromiso misionero con dos Vicariatos en Perú, que es, además, un compromiso de todos los valencianos”, ha destacado Peris.

Ramón Peris, natural de la localidad valenciana de L´Alcúdia de Crespins y que lleva quince años como misionero en Ecuador, compartió con el Arzobispo cinco días en la ciudad de Manta, “donde visitó a enfermos, casas reconstruidas tras el terremoto de 2016 y a sus familias, el centro social y de salud, todas las capillas de la misión de San Patricio, que atiende a más de 50.000 personas, y nos trasladó la necesidad de seguir a Jesús con un Evangelio desde la sencillez y la humildad”.

En esos días “estuvo en mi casa y pude conocer a un hombre muy sencillo, profundamente humano, que sabe escuchar, entender y comprender, que reza, que no se quejaba de nada, muy observador y siempre muy positivo y sin prisa”.

En su visita, el Cardenal consagró la capilla de San Juan Bosco, destruida en el terremoto y levantada de nuevo gracias a aportaciones del Arzobispado y parroquias valencianas. Como detalle de cercanía, Peris ha explicado que “después de la misa de consagración, que fue muy larga, había una fila enorme con niños, jóvenes y familias que querían saludarle y les atendió, uno a uno, y se emocionaba cuando le pedían la bendición, por todo ello quedé muy edificado del testimonio de don Antonio”.

Igualmente, “otro detalle emocionante fue la entrada de la imagen de la Virgen de los Desamparados y cómo los seminaristas valencianos que estaban allí, con el delegado de Misiones Arturo J. García, cantaron el Himno de la Coronación”.

Además, “estuvimos en la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, que también depende de San Patricio, y la bendijo en un árbol que hay en el patio, y desde allí fuimos en procesión hasta la capilla con la imagen de la Virgen de Guadalupe y con el Cristo de Monte Calvario”, según el misionero, que ha explicado que “ahora estamos recaudando dinero para poder colocar el suelo de esta capilla”.

Según ha comentado Peris, en su estancia en Ecuador el Cardenal “escuchaba mucho a la gente, le contaban sus problemas, le daban las gracias por estar allí, se mostró preocupado por las vocaciones y, sobre todo, sorprendido de ver la Iglesia Católica en Latinoamérica y el potencial que tiene porque, a pesar de todo, es una fuerza esperanzadora que da sentido para vivir y para luchar a través de la fe”.

Respecto a los jóvenes, el Arzobispo “se encontró muy a gusto con los que venían a la casa parroquial, le encantaba que cantaran y tocaran la guitarra, conversaba con ellos, que le preguntaban por la Iglesia en Valencia y él les explicaba que es una Iglesia hermosa y que quiere ser misionera”.

Regresa a Valencia, después de 15 años en la misión

Tras quince años de misión en Ecuador -cuatro en el Vicariato Apostólico del Puyo, en la puerta de la Amazonía y once en Manta-, Peris regresa a Valencia “para continuar trabajando de otra manera y tengo ganas porque esto también es tierra de misión, la evangelización es urgente y la gente no se da cuenta de la gran sed de Dios que tiene”.

Desde pequeño siempre tuvo un “corazón misionero” y tras todos estos años, de vuelta en Valencia, “sigo teniendo la misma ilusión porque la Iglesia tiene mucho que ofrecer y al mundo le falta alma y corazón, y eso lo que la Iglesia tiene que dar, ya que lo material es necesario, hasta cierto punto, pero lo espiritual es vital”, según el misionero, que ha subrayado que “la Iglesia, cada parroquia, debe ser un surtidor de agua viva, una casa de acogida, alegría y esperanza”.

Finalmente, Peris ha agradecido “todas las ayudas recibidas durante estos años desde Valencia para la capilla de San Juan Bosco” que se derrumbó completamente en el terremoto. En el proyecto de reconstrucción, que ha incorporado cimientos antisísmicos, han colaborado, además del Arzobispado y la Fundación Ad Gentes, parroquias de la diócesis, como la de L´Alcúdia de Crespins, Aiacor, las del arciprestazgo San Antonio Abad, Massalavés y Tous, las dominicas de Xàtiva, la Asunción de Torrent y San José de Ontinyent.

Por todo ello, en la capilla de San Juan Bosco “hay una imagen de la Mare de Déu dels Desamparats, como signo de gratitud a los misioneros valencianos que hemos estado y también por todas las ayudas de Valencia, y allí se quedará para amparar con su manto a todas las personas que viven allí”.