domingo, 14 de julio de 2019

Dos misioneros mártires en Damasco homenajeados

Ayer, domingo 14 de julio, a localidad valenciana de El Real de Gandia celebraró la fiesta  litúrgica de su patrón, el beato Carmelo Bolta, franciscano natural de la población que fue profesor de árabe en Damasco, donde fue martirizado en 1860 junto con diez religiosos más de la orden, entre ellos, el beato también valenciano Francisco Pinazo. La festividad comenzó con una misa solemne a las 12 horas, y por la noche la procesión solemne. A partir de las 21.30 horas, la imagen en madera del patrono, recorrerió las calles de la localidad.

En Real de Gandia “la devoción al Beato Carmelo es muy grande”, según Pascal Nizeyimana, administrador parroquial del templo, quien ha añadido que “muchos devotos lo invocan en momentos difíciles de sus vidas, y hay constancia que en muchísimos casos obtienen gracias y respuesta a sus plegarias”. Precisamente, la Cofradía del Beato Carmelo Bolta encargó en 2010, con motivo del 150 aniversario de su muerte, una pequeña talla que visita por semanas los domicilios de los cofrades.

Por su lado, la parroquia Asunción de Nuestra Señora de Benaguasil acogerió el pasado miércoles una misa en honor al beato Francisco Pinazo, hermano lego de la orden franciscana y patrón del grupo Juniors de esta localidad, y que cuenta con un campamento de verano situado en la aldea natal del mártir, El Chopo, que pertenece a Alpuente. El beato valenciano Francisco Pinazo es titular de una ermita en esta aldea, que rehabilitaron hace años los propios Juniors, así como de una parroquia en el barrio de Marchalenes, en Valencia. 

Martirizados en 1860 en Damasco

El beato Carmelo Bolta nació en Real de Gandía en 1803 y realizó noviciado en el convento de San Francisco de Valencia. Ordenado sacerdote en 1829, fue predicador al convento de San Blas de Segorbe y en 1831, con otros 23 compañeros, pasó a la Custodia de Tierra Santa. Después de visitar los principales santuarios fue nombrado presidente del Hospicio de Jaffa.

Durante diez años estuvo dedicado a la enseñanza de los estudiantes de la orden de Jerusalén, siendo durante ese tiempo dos veces superior de Damasco y párroco de los católicos de San Juan de la Montaña. En octubre de 1858, fue nombrado párroco de los católicos de Damasco y profesor de árabe para los jóvenes sacerdotes y para las escuelas que sostenía la misión católica, cargo que tenía cuando sufrió martirio el 10 de julio de 1860 durante la persecución de islamistas drusos.
 
Por otro lado, el beato Francisco Pinazo nació en la aldea de Chopo, en 1802, e ingresó en 1825 en el convento franciscano de Chelva. Hizo su noviciado en el convento de San Francisco de Valencia y profesó la regla franciscana en 1832.

Embarcó en 1843 para Tierra Santa y su primer destino fue Damasco, donde permaneció seis años, con los cargos de cocinero y sastre. Pasó, después, a la comunidad de la Basílica del Santo Sepulcro, de Jerusalén, donde estuvo seis meses y luego fue a Nicosia (Chipre) prestando servicios en la parroquia latina. Después estuvo algún tiempo en Nazaret, Jaffa, San Juan de la Montaña y, finalmente, fue destinado a Damasco donde sufrió martirio.

Carmelo Bolta y Francisco Pinazo fueron beatificados, junto con otros siete religiosos de su orden y tres maronitas seglares, por el papa Pío XI el 10 de octubre de 1926, dentro de las fiestas del VII centenario de la muerte de san Francisco de Asís. 

(AVAN)