El pasado fin de semana disfrutamos en el Seminario Metropolitano de la Inmaculada, en Moncada, de un fin de semana dedicado a las misiones.
Este, como veníamos anunciando toda la semana por distintos medios, tanto propios de la Delegación, como del arzobispado, tuvo lugar el Encuentro de Valencia Misionera. En este se dieron cita más de 60 personas que quisieron formar parte de esta celebración en la que conocemos la labor de los misioneros valencianos por todo el mundo. Entre los asistentes encontramos tanto a jóvenes que vivirán el próximo verano una experiencia de voluntariado misionero, pasando por delegadas parroquiales de misiones, sacerdotes y misioneros, así como varios amigos de las misiones.
Como sabemos, otros años se unen la celebración de esta Jornada con la Campaña del mismo nombre, aunque en esta ocasión la Campaña de Valencia Misionera, por una cuestión de fechas y conveniencia, se había celebrado el 5 de mayo, cuya finalidad es el sostenimiento de los misioneros valencianos en los territorios de misión.
Los asistentes, se dieron cita a las 9:30 de la mañana, para empezar a las 10:00 con una ponencia de la hermana Susa Peris, misionera del Sagrado Corazón de Jesús en Cuba, concretamente en Santa Clara, donde tres seminaristas acudirán este agosto para participar en una misión joven que organiza aquella diócesis. La misionera nos contó como surgió su vocación, la situación del país y cual es su labor allí. Un testimonio que verdaderamente llegó a los asistentes.
Luego, tras un descanso en el que se compartió un almuerzo frugal, se continuó con una mesa redonda compuesta por el misionero diocesano Vicente Amargós, director espiritual de un seminario en Venezuela a sus más de 90 años; Fernando Navarro, doctor experto en medicina Tropical y secretario de la Fundación Ad Gentes; y José Luis Miró, quien contó su experiencia misionera en Rumanía. Todos los testimonios, por la intensidad y profundidad de los mismos, terminaron excediendo el tiempo previsto, pero que sirvió para conocer con mayor profundidad la realidad en cuestión.
Todos estos testimonios, giraban bajo el lema del Encuentro "Evangelio y Revolución", en lo que, más que hablar de la situación de los países y los regímenes en que los misioneros que llevan la Palabra de Dios, supuso un testimonio precioso de lo que en realidad supone una revolución constante, la mayor de todas, el propio Evangelio.
Finalizadas esta, se realizó una misa, cuya colecta se vinculó al proyecto del padre Vicente Amargós, que se lleva a cabo gracias a la colaboración de la fundación Ad Gentes.
Para finalizar el Encuentro, se participó de una comida fraterna en el mismo seminario.
Pero pese a que el Encuentro había tocado a su fin, los jóvenes de los distintos grupos que el próximo verano tendrán una experiencia de voluntariado misionero en distintos territorios de misión continuaron en una convivencia que tuvo lugar en el mismo seminario hasta el domingo tras la comida.
En este, tuvieron varios momentos de formación específica y trabajo en grupos de acuerdo con la misión en la que colaborarán. También disfrutaron de una charla formativa del misionero retornado d. José Siurana, quién les habló de en clave de su experiencia en Costa de Marfil, Ecuador y Cuba, de la templanza y la espiritualidad en la misión. Esta formación, como luego reconocieron los propios jóvenes, fue especialmente enriquecedora para ellos, por la cantidad de consejos que se llevaron para actuar de una manera más correcta durante su voluntariado.
Por la tarde, además, realizaron alguna dinámica de cohesión de grupo y de profundización sobre los porqués de la misión, lo que esperan recibir y aportar, desde donde quieren y deben actuar, etc.
Para concluir el sábado, tras la cena, los seminaristas que acudirán a Ecuador se encargaron de organizar una vigilia de oración ambientada con cantos, lecturas y con exposición del Santísimo, la cual se vivió con verdadera solemnidad y se creó un clima de oración profunda.
La mañana del domingo se desarrolló con trabajo específico por grupos, y unas formaciones impArtidas por el delegado diocesano de misiones, Arturo García, quien les habló de las OMP y se trató la importancia de vivir la misión desde la centralidad del Evangelio. A esto continuó una familiar misa, celebrando la festividad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, en la que se realió la bendición y envío misioneros de los jóvenes que no pudieron acudir al envío que se hizo el 5 de junio en la Basílica de la Virgen durante la oración de jóvenes de la diócesis.
Por último, una comida fraterna culminó el gran fin de semana en el que los jóvenes que participaron, salieron con la firme convicción de su labor necesaria para la animación misionera, tanto durante su experiencia de Verano Misión, como a la vuelta, desarrollando esa labor en su entorno, parroquia y colaborando con la Delegación de Misiones, empezando con la colaboración en los numerosos actos que se están preparando para el MME.