miércoles, 17 de diciembre de 2014

Reunión del grupo de jóvenes misioneros.

El sábado 13 hubo un encuentro en la delegación de misiones de Valencia con los jóvenes que este verano han tenido experiencia de misión en diferentes países y con otros jóvenes que movidos por la inquietud y el espíritu misionero quieren compartir su tiempo con los más necesitados.
Para esta jornada formativa contamos con la presencia de Pilar natural de Mallorca y Juvi de nacionalidad filipina, ambas misioneras del Verbum Dei. Con sus testimonios nos trasladaron hasta Asia. Pilar transmitió su experiencia y trabajo en Taiwan: las peripecias a la hora de transmitir el evangelio en una cultura tan diferente a la nuestra, la dificultad del idioma…pero a pesar de todo la gran acogida, el cariño y respeto que reciben por el hecho de ser misioneras. Como anécdota curiosa respecto a la convivencia entre ambas culturas, contó que actualmente la casa de las misioneras es subvencionada por una vecina budista que dice que lo hace con cariño porque “Jesús le cae bien”.  Esto muestra el cariño de la gente que tienen alrededor y como a pesar de no tener las mismas creencias es más lo que nos une, que lo que nos separa.
Juvi para cerrar la sesión nos contó la experiencia de misión que tuvo una parte del grupo de jóvenes en Filipinas. El grupo trabajó en diferentes áreas de Filipinas, en el Norte en Tagatay se trabajó de manera especial en los barrios más pobres, Mushroom y Las Brisas. En estas áreas la pobreza es extrema, llegando a vivir en una sola vivienda cuatros familias completas. En el poblado de las brisas las familias viven de recoger en la basura aquello que pueda darles algún ingreso. Frente a estas vicisitudes hay que sumar el inconveniente de los temidos tifones que azotan filipinas con regularidad.

También nos contó Juvi la visita y trabajo en la zona de Luzón, en Cebú. Donde el grupo de jóvenes ayudó en la reconstrucción de las casas afectadas por el tifón Yolanda. Juvi, recordó que fue un momento muy emocionante para las familias y que lo recordarían para toda la vida, porque quedaron impactados no por la ayuda económica que recibieron, sino porque personas que no conocían de nada habían viajado desde la otra parte del mundo para ayudarles a reconstruir sus casas. 

Finalizó la sesión con un Padre Nuestro para rezar por todos los misioneros que están en otros países ayudando a los que más lo necesitan.