jueves, 23 de mayo de 2013

Desde Corea, el misionero de la Consolata Eugenio Boatella

El padre Eugenio Boatella, misionero de la Consolata, comparte sus vivencias y las de su comunidad en Corea del Sur. Recuerda sus años y su vinculación con Orihuela-Alicante y, sobre todo con Elche. “Me ha dado mucha alegría saber que habéis ya comenzado a publicar un boletín de comunicación para los amigos de los misioneros de Elche. El verano pasado estuve unos días por allí y me dio una gran alegría volver a veros. Aunque quedan lejos en el tiempo, los dos años vividos el El-che y los buenos amigos que conocí aquí nunca los podré olvidar”. Y así como allí forme parte de la comunidad que dio inicio a nuestra presencia, aquí en Corea estoy dando los primeros pasos con otra nueva presencia. Esta nueva apertura ha si-do forzada por la expropiación por parte del estado (para construir apartamentos de bajo coste) del que era nuestro centro de diálogo interreligioso. 

Con el dinero que nos han dado como compensación hemos comprado una tierra en las afueras de una ciudad en el centro de corea que se llama Tejón y hemos construido una casa. Y la verdad es que hemos salido ganando pues el lugar es muy bonito y la casa es mejor que la anterior. No hay mal que por bien no venga. En noviembre del año pasado hicimos la inauguración de la casa. Yo llegué aquí en enero. Ahora estamos solo Diego Cazzolato y yo. Pero después de dentro de un mes llegara el tercero de la comunidad, Lorenzo Tala de Mozambique. Esta comunidad tiene como primer objetivo el diálogo interreligioso, pero también queremos realizar otras actividades como retiros, cursos bíblicos, pastoral juvenil. Y la casa también acogerá a nuestros seminaristas en formación. Ahora solo tenemos a uno, Pedro, que después de un tiempo fuera de la comunidad volverá a integrarse para prepararse para iniciar el noviciado. Tenemos bastantes esperanzas y Dios nos está abriendo muchas puertas. Primero el Obispo de esta diócesis, Lázaro, que nos ha acogido con los brazos abiertos y nos está ayudando mucho a integrarnos en la diócesis. La gente del barrio también nos está dando muchos gestos de acogida, tanto los que son católicos como lo de otras religiones. Como estamos apenas en el inicio de esta nueva misión estamos dedicando mucho tiempo a ir creando relaciones. Primero con sacerdotes y laicos católicos para después poco a poco ir abriéndonos a la gente de otras religiones. Claro que como la casa es nueva hay muchas cosas que acabar de terminar y poner en orden y la verdad es que en esto dos meses la casa es donde he tenido que invertir más tiempo y energías. La casa está quedando muy acogedora y un grupo de hasta 20 ó 25 personas pueden hacer un retiro u otro programa. Otro campo de esta misión a la que dedico bastante tiempo es a la de acompañamiento espiritual. Acompaño a un grupo de seminaristas del seminario diocesano, a algunas religiosas, y algunos jóvenes. Me gusta mucho esta dimensión de mi ministerio y ejercer esa paternidad espiritual es para mí todo un regalo que Dios me ha concedido y por lo que le estoy infinitamente agradecido. Pues con estas pinceladas de nuestra vida que os dejo aquí espero que os permita estar un poco más cerca a esta nueva comunidad y esta nueva aventura”. OMPRESS-COREA DEL SUR.