miércoles, 5 de septiembre de 2012

Noticias del Padre Valentín Garcia desde Perú.


DESDE PERU

Hola Amigos: Os escribo desde Perú para contaros algo de los niños peruanos entre los que me encuentro trabajando como misionero.
Aquí los niños viven muy diferente a España ya que no tienen las mismas oportunidades de estudiar bien y de gozar de una familia con buenas posibilidades para su educación.
En mi trabajo misionero suelo visitar muchas escuelas y colegios y veo en ellos muchas ganas de formarse y aprender muchas cosas, pero en muchos casos no pueden porque viven a lugares apartados, principalmente en la sierra, donde las condiciones de vida y pobreza son una amenaza para su futuro. Muchos de ellos se ven obligados a trabajar para ayudar en la economía familiar y para comprarse sus útiles escolares.
Recientemente estuve en un pueblo de la sierra de Ayacucho para hablarles sobre las misiones y como en otros países hay niños más pobres que ellos que no tienen ni escuela ni Iglesia  donde poder ir a rezar.
En los años que llevo aquí en Perú, me he dado cuenta que los pobres comprenden mejor la situación de esos otros países porque ellos mismos sufren las consecuencias de la pobreza y del abandono por parte del Estado.

Esos niños con los que me encontré en Ayacucho, apenas hablaban castellano, ya que su idioma materno es el quechua que es la lengua que hablan la mayor parte de la gente en la sierra andina, sobre todo, la gente mayor. La enseñanza en la escuela es en castellano, pero cada vez más se va introduciendo el quechua  para que se conserve como idioma del pueblo.
Conozco aquí en Perú a otros misioneros de Valencia que están trabajando entre las personas más necesitadas y con mucha ilusión por su parte porque saben que el trabajo que realiza el misionero es para bien de ellos. 
En cierta ocasión me preguntaron a mi unas personas mayores que por qué me había venido al Perú si en mi país se vivía mejor…  Yo les respondí que había venido porque la congregación misionera a la que yo pertenezco desarrolla su trabajo principalmente entre la gente más necesitada de los países en los que estamos presentes, como es el caso de Perú. Recuerdo que quedaron contentos porque se dieron cuenta  de que estaba con ellos no por dinero sino por ayudarles a ellos a vivir mejor y para que conozcan mejor a Dios.
Yo, en el tiempo que pasé en Valencia, siempre hablé en colegios a niños de primaria y  secundaria recordando que el principal trabajo del misionero en cualquier parte del mundo es compartir la fe y ayudar a que todas las personas puedan vivir más dignamente.
 Deseo a todos los niños valencianos que no olvidéis que hay muchos niños aquí en Perú que no tienen las mismas oportunidades de estudiar y formarse para el futuro.
Un niño misionero es aquel que comparte su fe y sus cosas con los que no tienen.

                                                                        P. Valentín  García