miércoles, 18 de mayo de 2022

Material Tú Eres Misión: "Pascua. Via Lucis"

Reza entorno a la resurrección, una versión reducida del Via Lucis. 

JESÚS RESUCITADO SE MANIFIESTA A MARÍA MAGDALENA

Jesús le dice: mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, tomándolo por el hortelano, le dice: Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo. Jesús le dice: ¡María! Ella se vuelve y le dice: Rabbuni –que significa maestro–. Le dice entonces Jesús: suéltame, que todavía no he subido al Padre. Ve a decirles esto a mis hermanos: subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios. (Jn 20, 16-17).

El nombre en la lengua de Jesús y de María Magdalena es lo que nos hace únicos, María se siente nombrada, se siente querida en la raíz de su ser criatura, de su ser mujer. Solo cuando María se siente nombrada por su nombre se siente reconstruida: María entonces deja de mirar el lugar de muerte y se abre a la Vida.

En tu día a día en misión ¿en qué lugares te sientes llamado/a por tu nombre? ¿A qué? ¿Cuál es ese sepulcro en el que Jesús nos sorprende por su ausencia?

JESÚS RESUCITADO ENCUENTRA A SUS DISCIPULOS EN EL LAGO TIBERÍADES

El discípulo predilecto de Jesús dice a Pedro: ¡Es el Señor! Al oír Pedro que era el Señor, se ciñó un blusón, pues no llevaba otra cosa, y se tiró al agua. Les dice Jesús: ahora, traed algo de lo que habéis pescado. Pedro subió a la barca y arrastró hasta la playa la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aunque eran tantos, la red no se rompió. Les dice Jesús: venid a almorzar. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó pan y se lo repartió e hizo lo mismo con el pescado (Jn 21,7, 10-13).

La experiencia de la Pascua los fue pasando del abatimiento a la fortaleza, de la dispersión y la huida al reencuentro. Ahora se sienten hermanos y hermanas hijos de un mismo Padre. Ahora entienden con hondura lo que hacía y decía Jesús por los caminos de la vida. Ahora lo experimentan en el compartir, en pan partido y repartido, ahora es cuando pueden decir: “¡Es el Señor!”

Como seguidor/a de Jesús, ¿qué significa esa mesa que Jesús comparte con nosotros/as? ¿Cómo hacemos vivo Su partir, repartir y compartir el pan en nuestro día a día? ¿Cómo participamos de su mesa?


JESÚS RESUCITADO ENVÍA EL ESPÍRITU SANTO

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos. De repente vino del cielo un ruido, como de viento huracanado, que llenó toda la casa donde se alojaban. Aparecieron lenguas como de fuego, repartidas y posadas sobre cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, según el Espíritu les permitía expresarse. (Hch 2, 1-4).

Podemos experimentar el gozo profundo de sentirnos queridos sin condiciones por un Dios Fuente de Agua Viva que sacia nuestra sed, y que no vayamos a buscar agua a “pozos resecos que no retienen el agua”, como dice el Profeta; un Dios que es Luz ante tanta tiniebla y oscuridad, que es Resurrección y Vida ante tanta muerte. Recibamos al Espíritu que nos hace para siempre amigas y amigos del Dios de la Vida.

En las prisas rutinarias ¿qué te da luz? ¿qué te hace reconocer que pese a nuestra fragilidad el Espíritu nos perdona y nos llama a seguir el Evangelio?

 


En caso de que te interese poder contemplar el Via Lucis completo te facilitamos una propuesta para la oración que escribió Toni Catalá y que ahora podemos disfrutar aquí