martes, 25 de febrero de 2020

Mons. Santiago de Wit, un nuncio valenciano en tierras de misión

El Santo Padre ha pedido que los futuros diplomáticos de la Santa Sede vivan un año de experiencia misionera. Ante este anuncio, Obras Misionales Pontificias España ha entrevistado al nuncio en la República Centroafricana y Chad, monseñor Santiago de Wit de Guzmán. Valenciano de nacimiento, el diplomático ha servido en muchos países del mundo –Egipto, R. D. Congo, Paraguay, Países Bajos, además de los dos países africanos en los que es nuncio en la actualidad–, y valora positivamente la iniciativa del Papa.
En la entrevista que se puede escuchar aquí, explica que un año de experiencia en la misión será siempre una experiencia positiva “para tomar conciencia de las urgencias, de las necesidades y problemas que existen en estos contextos, es necesario vivirlos. Por mucho que uno cuente o explique, hay ciertas realidades que necesitan palparse. Por eso yo creo que esto será siempre interesante y oportuno en la formación de los futuros diplomáticos”.
“Lo primero que impacta, y que uno descubre”, explica este nuncio hablando de los países en los que ha estado destinado “es la universalidad del mensaje cristiano, la catolicidad. Impresiona ver cómo el anuncio del Evangelio es capaz de entrar y de concretarse en las realidades culturales distintas de todos estos países; y ver cómo es capaz de echar raíces e ir poco a poco transformando esa realidad a la luz del Evangelio”.
Considera que, ante la iniciativa del Papa Francisco, “lo importante es que uno tenga la actitud de estar disponible, y de ir con mucha humildad a donde se te destine y a donde la Santa Sede decida enviarte. Y luego, es importante ser consciente de que lo que uno viene es a trabajar y servir a la iglesia local a la que se nos envía. Y sobre todo, es necesario también tener la conciencia de que lo más importante de la Iglesia es anunciar el Evangelio. Esto es lo decisivo y lo que da razón a nuestra presencia, llevar esa Buena Noticia a todas las gentes”.
Preguntado por la difícil situación que se vive en los países en los que ahora es nuncio, Mons. De Witt cuenta que su primer destino, al servicio de la Santa Sede, “fue precisamente este, República Centroafricana y Chad, que son dos países que tienen el mismo nuncio. Vivimos la realidad de estar en este país que sufre, que vive las consecuencias de una guerra larga, de un conflicto bélico que ha degenerado, que todavía tiene picos de tensión y violencia importantes, que encuentra muchas dificultades para caminar por el camino de la paz. Al mismo tiempo vivimos una experiencia de sorpresa y admiración ante lo que la Iglesia local, a pesar de las dificultades, es capaz de testimoniar, celebrar y de vivir. Y de ser ella misma un signo y testimonio de esperanza para un país que necesita urgentemente de signos visibles de esa esperanza, que le impliquen a trabajar y a comprometerse por intentar mejorar a todos los niveles la realidad presente. Es admirable, e invita a seguir trabajando y creyendo que es posible, y que tiene que ser posible, un presente y un futuro mejor para esta gente, para este país, y esta realidad en la que yo estoy e intento dar lo mejor de mí”.
OMPRESS