He tenido la oportunidad de visitar en tres ocasiones,
la misión San Patricio en la costanera ciudad ecuatoriana de Manta. Y quiero
decir que me identifico plenamente con el pensamiento del papa Francisco sobre
la evangelización, recogida en la carta apostólica Evangelii Gaudium que a su vez se hace eco de la Encíclica de Pablo
VI sobre la evangelización del mundo contemporáneo (EN 80) sin duda el
documento más profundo y sencillo que un papa ha escrito sobre qué es
evangelizar y cuáles son las disposiciones necesarias que debe tener cada
cristiano para hacer eficaz el anuncio del Reino.
Como seminarista, en camino hacia el sacerdocio, me
interesa mucho el aspecto misional de la formación de los futuros pastores de
la Iglesia y siento que nuestra vida debe estar empapada del espíritu misionero
que ha movido siempre a los grandes santos que han embellecido la Iglesia con
su entrega generosa buscando amar y servir a Dios en las más pobres y
necesitados de su gracia.
El padre me confió algunas tareas como la de visitar
enfermos, visita a las familias en riesgo, celebrar la Liturgia de la Palabra y
funerales, animación de la juventud y acompañamiento de los monaguillos para
alimentar en ellos el deseo de la vocación a la vida sacerdotal.
Recuerdo
con nostalgia la acogida de algunas familias pobres que con gran sencillez
abren su corazón al “misionero”. Me recibieron como al
mismo Jesús de Nazaret esperando una palabra de aliento y de esperanza. Son
familias con bajos recursos, muchos hijos, abandono del hogar por parte del
padre, muy necesitadas de autoestima. Es aquí donde la fe cristiana cumple un
papel de estímulo y superación a pesar de nadar en las dificultades.
Últimamente visité al comunidad por las fiestas navideñas,
todo un mundo nuevo para mí, ya que en el pacífico las temperaturas son
tropicales, por tanto calurosas, y vivir la Navidad, cantando villancicos,
asistiendo a la misa del gallo con un calor sofocante la verdad es que no es lo
habitual para un valenciano …
La luz de Navidad irradia para todos y elimina
oscuridades. Hay muchas oscuridades en nuestra vida, en la sociedades
latinoamericanas y europeas, porque aún no hemos dejado plenamente que Cristo
nazca y por eso somos tan lentos en la fraternidad, en la igualdad, en la solidaridad,
en el compromiso de fe.
Doy gracias al padre Dios por habernos enviado a su
hijo, doy gracias a la Iglesia que me está preparando para ser pastor, doy
gracias a la misión San Patricio por ofrecerme la oportunidad de sentirme
alegre y feliz en la dulce y confortadora acción de dar a conocer a Cristo. Es
mucho lo que recibo a cambio de un poco de mis vacaciones.
Desde Valencia misionera un abrazo a todos los buenos
amigos de San Patricio, espero veros pronto con la ayuda de OMP de Valencia y
del P. Arturo que siempre me anima a “salir” a las periferias de la misión “ad
gentes”.
A la Mare de Déu dels
Desamparats li confie la vida del seminari de Valencia, dels nostres fabulosos
formadors i dels seminaristes que amb esforç i il.lusió volem ser fidels a la
crida de Jesús.
Rafel Alventosa i Artés
Seminari de València