miércoles, 3 de noviembre de 2021

Material Tú Eres Misión: "Llamados a la santidad"

El mes de octubre, que la Iglesia define como "mes misionero", es un tiempo especial en el que los fieles católicos de todo el mundo están llamados a redescubrir y renovar su vocación misionera, recibida en virtud del bautismo. Y ¿ahora qué?

La Iglesia es misionera por naturaleza y la labor de animación y sensibilización no se reduce a un mes al año. Esta dura toda la vida.

Comenzamos un nuevo mes, que iniciaba con la memoria de todos los santos, todos los hombres y mujeres que nos han precedido y están gozando ya del Reino de los Cielos. Los recordamos a todos, les ponemos en nuestro corazón y les pedimos que nos enseñen a vivir de verdad nuestra vida cristiana en plenitud, una vida santa.


Son más de 10.000 los santos canonizados por la Iglesia. Pensándolo fríamente, podríamos pensar que es un número reducido para todas las personas que han pasado por el mundo. Tal vez esto podría desalentarnos y hacernos pensar que para nosotros no es posible. Sin embargo, sabemos que son muchísimos más los que la Iglesia nunca reconocerá para el culto, porque es imposible estudiar la vida de todos los hombres y mujeres que se van al cielo. Esta fiesta nos recuerda que tal vez no nos canonizarán, pero eso no significa que no debemos luchar por ser santos, pues la santidad no te la da la Iglesia, ella solo la reconoce. 

Tú, yo, todos y cada unos de nosotros estamos llamaos a la santidad. Pero ¿Cómo hacerlo sin soy tan débil, con todos mis defectos e imperfecciones...? 

Cuando nuestra vida terrena acabe y el Señor nos llame a su morada celestial ¿Qué le vamos a presentar? 

Te proponemos un breve ejercicio. Escribe (aunque sea mentalmente) una especie de Curriculum Vitae. No lo hagas tanto de tu experiencia laboral como de tu experiencia vital de santidad, es decir, qué méritos he hecho en mi vida para ganarme el cielo. No es tarea fácil, puede llevarte un ratito. Puedes acompañarlo de la escucha de esta canción: 



Ahora, puedes comparar tu vida con la de algunos santos jóvenes. ¿Qué hicieron para ser reconocidos y venerados como tales? Te dejamos algunos ejemplos:


Como veis, eran personas corrientes, como cualquiera de nosotros, pero cada uno, de manera diferente, ofreció su vida en favor del prójimo, siendo ejemplo para nosotros de otra forma de vivir la juventud. Todos, aún sufriendo persecución, graves enfermedades, fallos y flaquezas... conservaron su fe. Pusieron a Cristo en el centro de sus vidas para que les hiciera vivir en plenitud y, sin saberlo seguramente.

En su Exhortación apostólica Gaudete et Exsultate, el Papa Francisco nos habla del llamado a la santidad. Si no lo has hecho, te invitamos a leerla. En uno de sus apartados nos habla de la actividad que santifica

La nuestra debe ser una vida de entrega, de misión, para testimoniar con nuestros actos el Amor de Dios por sus hijos y, con ello, para mejora la Iglesia y el mundo. Y esto debemos vivirlo en nuestra vida cotidiana, nuestro entorno laboral, la vida ordinaria, en la familia... viviendo con ilusión lo que el Señor ha puesto en nuestro corazón, haciendo que la semilla de Cristo que ya está en nuestra alma de fruto: de amor, compasión, misericordia, alegría, apostolado, perdón...

Pidamos pues recibir la Gracia de la santidad, la conversión de nuestra vida que no es de un instante sino de cada día, sin pretender grandes transformaciones, sino paso a paso, pequeñas conversiones que nos acerquen a Dios.

¡No te conformes con menos, eso sería un fracaso!