jueves, 24 de diciembre de 2020

Material "Tú Eres Misión". Navidad

Natividad del Señor

Viernes 25 de diciembre

¡ÉL NACE!

El Verbo era Dios. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Jn 1, 1b.4)


Llega el día de Navidad, y con él un montón de rituales que este año se han visto interrumpidos por la pandemia como comidas, regalos, quedadas con amigos, más regalos, más comidas… Y esto es fruto de la alegría que experimentamos de tener al menos un momento del año para darnos cuenta de lo que realmente importa, de aquello que da sentido a nuestra vida, de aquellas cosas que nos hacen levantar la mirada y ver al otro como lo que es, un hermano.

En muchos casos, en nuestras casas hemos montado el tradicional portal de Belén. «Ante el belén, la mente va espontáneamente a cuando uno era niño y se esperaba con impaciencia el tiempo para empezar a construirlo. Estos recuerdos nos llevan a tomar nuevamente conciencia del gran don que se nos ha dado al transmitirnos la fe; y al mismo tiempo nos hacen sentir el deber y la alegría de transmitir a los hijos y a los nietos la misma experiencia. No es importante cómo se prepara el pesebre, puede ser siempre igual o modificarse cada año; lo que cuenta es que este hable a nuestra vida. En cualquier lugar y de cualquier manera, el belén habla del amor de Dios, el Dios que se ha hecho niño para decirnos lo cerca que está de todo ser humano, cualquiera que sea su condición.» (Papa Francisco)


Párate a pensar:

En la medida en que crecemos nos habituamos a ver el Belén en nuestras casas, nos acostumbramos a ver a María y a José junto a la mula y el buey, y en medio el NIÑO en mayúsculas. Habituarse es normal. 

Tal vez, hoy es un buen momento para ver la grandeza de ese niño, que lejos de nacer en un lugar tan perfumado como tienes tu casa, nació en un establo donde olía bastante mal; lejos de tener grandes regalos, los pastores le ofrecieron lo poco que tenían para que sus padres no murieran de hambre y lo pudieran atender.

Tal vez, hoy puedas contemplar que Dios se hizo hombre (como tú y como yo) en el sitio más inhóspito de la tierra, porque en su pequeñez esta su grandeza y en su humildad su realeza. Dios lloro en la cuna, Dios lloro entre los animales… mientras el hombre se admira de ver cómo es su creador, el hombre se admira al contemplar qué quiere decir que “nos hizo a su imagen y semejanza”, el hombre se admira al contemplar que la noche deja de ser oscura porque desde el nacimiento de Jesús brilla una gran luz.


Reto de la semana:

Ponte delante de tu Belén e intenta escribir la historia de cómo fue el nacimiento. Tal vez, ya conoces el evangelio, pero permítete soñar, imaginar, disfrutar de la historia de aquel que cada día (no solo en Navidad) viene a cambiar tu historia.


Díselo a Él:

“Jesús, cada día vienes a cambiar mi historia. Ayúdame a ser barro en tus manos”