El próximo día 6 de enero se celebra la jornada dedicada a los Catequistas Nativos, verdaderos protagonistas de la evangelización en las Iglesias de misión. También es el día del IEME, el Instituto Español de Misiones Extranjeras, cauce privilegiado a la misión para los sacerdotes diocesanos. En América, Asia y sobre todo en África la labor de los catequistas nativos es inestimable, por la cercanía al pueblo de Dios en su vida cotidiana y por cómo plantan y cultivan la semilla de la fe, por enseñar a rezar a los más pequeños y vivir con coherencia a los mayores. El número de catequistas en el mundo alcanza los 3.076.624, según datos del año 2018, una verdadera fuerza de evangelización, con una tendencia a aumentar en África y en Asia, donde en muchos casos son la verdadera columna vertebral de las Iglesias.
El que un sacerdote diocesano partiera como misionero – algo que hoy en día parece tan común – no lo era hace un siglo. Entonces la misión ad gentes, abandonando el propio país y evangelizando en tierras lejanas, parecía estar abierta sólo a las congregaciones religiosas. Gracias al dinamismo misionero de sacerdotes de Burgos se abrió una nueva “cantera” misionera. Fue el Papa Benedicto XV el que respaldó esta puerta a la misión. Tras el cambio de mentalidad que supuso el IEME surgieron otros cauces para vivir la misión a partir de las diócesis, como las misiones diocesanas, los hermanamientos entre diócesis y parroquias, los acuerdos de colaboración…
La fiesta misionera de la Epifanía tiene por tanto en España dos destinatarios de la generosidad de los fieles, los catequistas y el IEME. La mitad de la colecta de ese día, correspondiente a los catequistas en los territorios de misión, se entrega a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que lo destina a su sostenimiento y formación. La otra mitad va destinada al Instituto Español de Misiones Extranjeras, pionero en la toma de conciencia de que todo cristianos es misionero, sea religiosa o religioso, sacerdote o laico.