viernes, 13 de noviembre de 2020

Vicepresidente Repam: con la Ceama nos va a tocar caminar siempre juntos

La
REPAM ha ayudado a “marcar pautas y modos de trabajar en una pastoral en conjunto”, algo que se está haciendo presente a diferentes niveles. Lo dice Monseñor Cob, nuevo vicepresidente de la Red Eclesial Panamazónica, quien, entrevistado por el
 p. Luis Modino, misionero español en Brasil, recuerda los inicios de la RePam, cuando la “pequeña semilla de esa institución” se sembró en Puyo. Recuerda también el Sínodo amazónico querido por el Papa Francisco y la nueva realidad surgida ahora, en el contexto post sinodal, es decir, la Conferencia Eclesial de la Amazonía.

Esos posicionamientos que ha tenido la Iglesia en los últimos tiempos en defensa del medio ambiente amazónico y sobre todo de los pueblos indígenas y de los pueblos de la Amazonía ecuatoriana. ¿Qué ha supuesto para esos pueblos esa alianza con la Iglesia, algo que fue uno de los pedidos del Sínodo para la Amazonía?

Lo que los pueblos en el Sínodo pidieron a la Iglesia fue ser su aliada para la defensa de sus derechos y a la vez de acompañamiento. Los pueblos originarios están percibiendo ahora más que nunca que esa Iglesia no está solamente desde fuera de la barrera, observando, sino que han visto que la Iglesia ha dado un paso más, se ha comprometido, se ha mojado en la Amazonía, en la problemática que se vive en los pueblos originarios. Por eso decimos que, ante hechos concretos, los pueblos reconocen que la Iglesia está con ellos, y así lo sienten.

El Sínodo también nos recuerda la necesidad de nuevos caminos para la Iglesia. En esta semana se ha sabido que el Vicariato del Puyo va a recibir tres nuevos sacerdotes de dos diócesis de Ecuador, que van a acompañar el trabajo pastoral del vicariato. ¿Puede ser éste un primer paso para que la Iglesia ecuatoriana y de los diferentes países que forman parte de la Amazonía, pueda tomar una mayor conciencia misionera y enviar, no solamente sacerdotes, también otros agentes de pastoral, para colaborar en iglesias donde esa presencia eclesial todavía es más limitada?

Este hecho de que las diócesis puedan enviar, y de hecho envíen, sacerdotes ad gentes a los territorios de misión, es verdaderamente una revelación. Siempre está la respuesta de decir, no tenemos personal, no podemos, somos pocos, y ahí se quedaba siempre. Este paso, como es que esas diócesis van a ofrecer misioneros ad gentes al Vicariato del Puyo, va a ser para las demás jurisdicciones un aliciente, una llamada de atención, un decir hay algo que hacer que la Iglesia está pidiendo, como lo pedía el Sínodo a todos los obispos de Latinoamérica, saber orientar a la vida sacerdotal, consagrada, para un trabajo con los últimos, con los excluidos, con los olvidados.

La CEAMA es un claro ejemplo de una Iglesia sinodal. Una fantástica intuición del Papa Francisco quiso que fuese no una conferencia episcopal y sí eclesial, donde se hace presente la Iglesia Pueblo de Dios en los órganos de decisión, algo que aparece en Querida Amazonía. ¿Cómo traer para la realidad de las Iglesias locales e ir instituyendo poco a poco esos órganos de decisión eclesial para conducir la vida pastoral y evangelizadora de las diferentes circunscripciones eclesiásticas?

La CEAMA, en estos comienzos que está, va a abrir nuevas pautas que ayudarán a las jurisdicciones eclesiásticas a aterrizar. No es igual una pastoral urbana, rural o indígena, para cada caso debemos encontrar caminos y respuestas a estos desafíos. Los pueblos originarios sabemos que también se mueven, y les encontramos tanto en la ciudad, como en la parte rural o en el interior de la selva. En cada uno de los lugares debemos tener en cuenta la realidad del origen, como decía el Papa, no podemos olvidar la memoria, y lo decía sobre todo a los jóvenes, para que no perdieran la identidad cultural y de los pueblos originarios.

Tenemos que estar pendientes de las propuestas de la inculturación y los desafíos de buscar, como también decía el Papa, nuevas propuestas que sean creativas, como decíamos al principio del Sínodo, que sea una Iglesia más ministerial, menos clerical, con una participación mucho mayor de la mujer en la Iglesia, en la toma de decisiones.

Todo esto está sobre el tapete y tenemos que darle salida, en proceso, para que verdaderamente los desafíos que están ahí latentes, puedan encontrar las respuestas.