los misioneros valencianos que trabajan en
Mozambique, que han manifestado lo que ha significado para ellos y para el
propio país, la reciente visita apostólica del Papa Francisco. Entre las muchas
personas que participaron en los actos de la visita, se encontraba la hermana
María Gómez-Lechón, valenciana e Hija de la Caridad, que-lleva a cabo su misión
en Nacala en una escuela secundaria con adolescentes. Ella participó, junto a
la comunidad de hermanas de la Hijas de la Caridad, en los actos de Maputo.
En uno de los actos que participó fue en el
encuentro con religiosas, sacerdotes y seminaristas que tuvo lugar en la
Catedral. “Ha sido muy emocionante ver al pueblo de Mozambique volcarse para
recibir al Papa. Me impresionó ver tres ancianas en la puerta de la Catedral,
que sabiendo que no podrían entrar, solo querían saludar desde la lejanía al
Papa”, relata a Paraula.
La visita para las hermanas, detalla, “ha
supuesto un impulso espiritual y además ha reforzado la fraternidad entre los
mozambiqueños y ha reforzado el sentimiento de unidad y reconciliación. De
hecho, uno de los aspectos que destaca la religiosa valenciana es que “ha sido
una oportunidad de diálogo interreligioso de las múltiples religiones presentes
en el país”. De las palabras del Papa, María destaca cómo les ha impulsado a la
misión, ya que “África tiene que ser un continente en salida”.
“Ha sido precioso ver como el pueblo
sencillo, gobernantes y líderes religiosos han trabajado juntos por hacer de
este encuentro un acontecimiento de bien para todo el país”. La misión en la
que se encuentra la hermana María trabaja con jóvenes adolescentes para que den
continuidad a la enseñanza primaria y la enriquezcan con cursos de formación de
informática y costura, entre otros. Precisamente tres jóvenes valencianos
estuvieron este verano en esta misión y fueron partícipes de los preparativos
de la visita del Papa a este país africano.
Uno de los momentos más emotivos durante
los días en Mozambique fue la visita a Casa Mateo 25, una iniciativa de la
Nunciatura Apostólica en Mozambique que atiende a niños y jóvenes que viven en
la calle. La casa, cuyo nombre hace referencia al capítulo del evangelio de
Mateo “tuve hambre y me disteis de comer…”, acogió una visita privada del Papa
y que no fue seguida por los periodistas. En ella además de las congregaciones
que trabajan en ella normalmente fueron invitados otras que hacen actividad
caritativa en la ciudad. Entre ellos se encontraban dos religiosas de las
Hermanitas de los Ancianos Desamparados que acudieron con 15 ancianos de su
residencia de Maputo.
Una de estas religiosas era la valenciana
Sor Ángeles Grande. Como cuenta fue un “encuentro íntimo e inolvidable tanto
para las religiosas como para los ancianos”. Además, para ella fue toda una sorpresa
porque por problemas de salud no podía acudir a los encuentros masivos. Además,
lo vivido allí lo recordarán siempre, puesto que el Papa abrazó a los ancianos
con los que acudieron y animó a las religiosas a seguir adelante con la misión
que realizan. “El encuentro me ha hecho muy feliz, fue maravilloso”, destaca la
religiosa.
Además, las hermanitas fueron las
encargadas de adornar con flores la capilla del centro en la que el Papa
comenzó su visita. Carlos, uno de los ancianos acogidos cuenta también a
Paraula que “fue impresionante y me hubiera gustado estar más con el Papa” En
este sentido, otro anciano, Augusto, relata que “nunca imaginó que pudiera
darle un abrazo al Papa”. Los ancianos acudieron a este encuentro con una
pancarta elaborada por ellos que destacaba una de los aspectos que el Papa
suele resaltar de los ancianos: “los ‘memoriosos’ de la historia dan la
bienvenida al Papa”. Las hermanitas también participaron en los otros
encuentros que se realizaron en la ciudad.
Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados
cuentan con dos misiones en Mozambique. Una de ellas está en Maputo, donde hay
cuatro religiosas, y otra en Xai Xai, con cinco religiosas. En cada una
atienden a cerca de cien ancianos. “El anciano en la mayoría de las veces es expulsado
de casa o abandonado por tema de cultura. Aquí la gente cuando tiene muchos
problemas en casa dicen que la culpa la tienen los ancianos y el problema se
resuelve echándolo de casa”, cuenta Ángeles. Ellas llegaron a Mozambique de la
mano del sacerdote valenciano Vicente Berenguer, que estuvo 50 años de
misionero en el país africano. En Mozambique hay más de 90 misioneros
españoles. Entre ellos se encuentra también el mercedario valenciano Juan
Carlos Cabrera, que lleva a cabo su misión en Xai Xai.
PARAULA