La Archidiócesis ofreció ayer, martes, en la Basílica y ante la imagen de la Virgen de los Desamparados, un total 60 becas de formación y sustento para jóvenes que quieren responder al llamado de ser sacerdotes o consagrados/as en territorios de misión.
La jornada comenzó a las 11 horas, en la Iglesia del Salvador con un retiro dirigido por el sacerdote Ángel Miguel Olivares de la Iglesia de Nuestra Señora de Lepanto -Castellar-, que culminó con exposición al Santísimo y eucaristía.
Durante su intervención, don Ángel nos hablaba de como podemos ser testigos del Evangelio desde la vivencia de la Resurrección en nuestras carnes:
"Tú, siendo vasija de barro, ya contienes el Agua Viva (...). Tú, con toda tu realidad, eres símbolo de la resurrección (...). Si alguien nos cree en la resurrección, solo tiene que mirar a su alrededor y vea cómo obra en nosotros " Y continúa "Jesús vino al mundo a darnos vida en abundancia (Jn 10, 10). Dios nos se conforma con que el ser humano tenga una vida cualquiera. Tú, aún crucificado puedes tener vida en abundancia. Para ello, tienes que plantearte ¿cómo es tu vida? Y, de esta forma, podrás ver cómo Jesús te ´resucita` y te colma de vida (...). Este proceso es a través de la oración - que no es lo mismo que rezar-; en ese diálogo con Jesús como el que tuvo Pedro junto al mar de Tiberias tras la Resurrección (Jn 21, 15-19). Es pues, dejar que entre en tu vida y te enamore (..) También tenemos los Sacramentos (...), la palabra de Dios (...) y la misión, aquella que tenemos que realizar en nuestra vida cotidiana, en nuestras parroquias (...). Hay que rezar por la misión y ofrecer nuestro sufrimientos por la misión". Por último, nos dejaba unas preguntas para la reflexión personal cuando oremos con Dios: "¿En quién piensas cuando me miras? ¿En quién piensas cuando me has llamado a la misión -esa personal de cada uno-? ¿Qué nosmbres has puesta en mi vasija de barro?".
La entrega de las becas a la Mare de Déu comenzó a las 16 horas en la Basílica, tras una comida fraterna de los colaboradores. A lo largo del año, los fieles y las parroquias valencianas recogen donativos para estas ayudas que consisten en becas completas, de 2.000 euros cada una, para que su camino no se detenga por falta de medios económicos. Esta ofrenda se viene realizando desde hace 42 años en forma de guirnalda con flores y su finalidad es ayudar a los seminaristas, novicias y novicios del mundo que más lo necesitan. En esta ocasión las becas fueron ofrecidas por el Papa san Pablo VI.
La celebración fue presidida por el Cardenal Arzobispo don Antonio Cañizares quien, tras conocer brevemente la vida de San Pablo VI y el testimonio de Enkh Baatar, el primer sacerdote nativo en Mongolia, dirigió unas reflexiones sobre el Evangelio leído (Mt 9, 35-38) y sobre la realidad de nuestra Iglesia:
"El Evangelio nos recuerda la gran necesidad que hay (...). El testimonio de la vocación en Mongolia, recoge el sentimiento de Jesús de llevar a Dios a todas las personas para que puedan gozar de su amor. Especialmente a los más pobres, a los marginados, a los que más le necesitan. Por ello, no debemos cansarnos de pedir por las vocaciones (...). Debemos implicarnos, ofreciendo nuestra oración, nuestro trabajo y nuestra ayuda económica. Hemos de ser protagonistas de la comunión de la Iglesia." Luego, se acordaba del gran Papa que fue san Pablo VI y la gran labor misionera que realizó y recogía un deseo que hacía propio: "que la Iglesia sea santa y misionera (...). Hacen falta misioneros. No dejemos de pedir por ello." Por último, solicitaba el amparo de nuestra madre la Virgen María para que "nos ayude en todo momento y nos anime en esta labor misionera (...). Que sea siempre nuestro ejemplo para saber decir ese ´si` sin medidas (...). Cumplamos su voluntad de ´haced lo que Él os diga`".
Además, después de la celebración en la que se ofrecieron las becas, los más de 40 asistentes, rezaron el Santo Rosario por las misiones con motivo de la celebración, el próximo mes de octubre, del Mes Misionero Extraordinario convocado por el Papa Francisco, a los que se unieron muchos fieles que se encontraban en la Basílica también.