Con motivo de la Jornada de la Infancia Misionera que la Iglesia española celebra este próximo domingo, el arzobispo de Tarragona, Mons. Jaume Pujol Balcells, ha escrito a los fieles de su diócesis sobre qué significa ser misionero desde la infancia:
“Hace poco se cumplieron 175 años del nacimiento de la Infancia Misionera. Fue una idea del obispo francés Forbin-Janson, en el año 1843, siendo la primera iniciativa mundial de atención a los niños, ochenta años antes que la Declaración de Derechos del Niño de Ginebra, y cien años antes del nacimiento de UNICEF. Lo que hizo el obispo fue pedir a los niños de su diócesis que rezaran y ayudaran a los niños de China.
El Papa Pío XI elevó la experiencia francesa al constituir la Obra Pontificia de la Infancia Misionera, jornada que celebramos en todo el mundo el cuarto domingo de enero.
La intención de esta jornada es que desde la infancia haya en las personas este sentimiento de solidaridad con los más desfavorecidos, la gran mayoría de los cuales viven en el Tercer Mundo, territorios de misión, como se les ha llamado, necesitados del impulso evangelizador de los misioneros. Es una solidaridad que se manifiesta en la plegaria y en la preocupación por socorrer las necesidades materiales en la medida de nuestras posibilidades.
En su último encuentro con los jóvenes jesuitas del Colegio del Gesù, el Papa Francisco les hizo notar la suerte que tienen de vivir en la misma casa que San Ignacio, donde escribió las Constituciones y envió a los primeros compañeros en misión por el mundo. Con este propósito les invitó a reflexionar sobre tres verbos: fundar, crecer y madurar. Fundarse, dijo el Pontífice, es el primer verbo que quisiera dejarles. Lo escribía San Francisco Javier: «Les pido que, en todas sus cosas, se funden totalmente en Dios». De este modo, agregaba, no existe adversidad a la cual no se pueda estar preparado.
También es mi deseo, como arzobispo de Tarragona, animar a los niños y jóvenes a que funden su vida en Dios, a que no le dejen de lado; que no piensen que la práctica cristiana es cosa de mayores o de viejos. Recemos para que cunda esta mentalidad misionera, que no solo se preocupa por quienes están lejos, sino también por los que quizá viven en la puerta de al lado.
Debo expresar un doble agradecimiento en este día: a nuestros misioneros, que hace tiempo dejaron a sus familias y a su tierra, para ir a evangelizar a personas que no conocían en territorios de África, Asia y América, y mi gratitud también a estos misioneros — creo que les podemos llamar así— que, procedentes de estos continentes han venido a la vieja Europa a colaborar en nuestras parroquias y recordarnos la perenne juventud del cristianismo, poniéndose al servicio de nuestras diócesis con una generosidad sin límites”.
OMPRESS-TARRAGONA (24-01-19)