El presidente internacional de
las Obras Misionales Pontificias, Mons. Giampietro Dal Toso, se ha dirigido hoy
a los obispos españoles reunidos en Asamblea Plenaria para animar a celebrar el
Mes Misionero Extraordinario convocado por el Papa Francisco para octubre de
2019.
En
la mañana del pasado martes 20, Mons. Dal Toso, invitado por los obispos españoles, participó en la Asamblea Plenaria de la CEE, su intervención ha tenido como
tema central el Mes Misionero Extraordinario de Octubre 2109.
Dado
que el Papa Francisco ha encomendado a las Obras Misionales Pontificias (OMP)
de todo el mundo la preparación de este mes misionero, Mons. Dal Toso ha recordado
a los prelados el carácter único de las mismas, la “red mundial al servicio del
Papa para apoyar la misión y a las jóvenes Iglesias con la oración y la
caridad”. Ha hecho un breve recorrido por su historia, explicando que “la labor
más importante de las OMP es despertar la conciencia de la misión, que
–siguiendo las enseñanzas de los Papas y del Concilio– es tarea de todo el
Pueblo de Dios. Las OMP tienen el mandato especial de mantener vivo este
espíritu, y a este objetivo tiende, en último análisis, la celebración del
Octubre Misionero 2019”.
Son
campos específicos de la labor de las OMP, explicaba Mons. Dal Toso, el
mantener vivo el espíritu misionero en la Iglesia a través de la animación y la
formación misionera; fomentar la oración por las misiones; cultivar la
formación misionera; y recoger las ofrendas a favor de las misiones.
“Un
valor importante de las OMP es que a este Fondo contribuyen también las
diócesis de los países más pobres. Convirtiéndose en el único ejemplo
institucionalmente constituido en la Iglesia católica en el que todos ofrecen
algo, y lo que se ofrece se da a los más necesitados”, explicaba. Apuntaba
además que “en la actualidad son casi las únicas que apoyan proyectos
pastorales para mantener la vida de una diócesis en los territorios de misión”.
Esto lleva, añadía Mons. Dal Toso, a dedicar una atención especial a los
formadores a todos los niveles: “Esto cada año comporta un gasto de unos 9
millones de euros, e implica a más de 500 personas, entre sacerdotes y
religiosas”.
Aunque
en 2018, las Obras han dado ayudas por valor de unos 130 millones de dólares,
es poco para ayudar a un tercio de las diócesis del mundo. Mons. Dal Toso
señalaba que “dada la escasez de fondos, se ha pedido a las diócesis de los
territorios de misión que renuncien, si es posible, a la ayuda ordinaria que
reciben. Algunas de estas diócesis lo han hecho, y es un signo de
responsabilidad”.
La
iniciativa del Octubre Misionero 2019 del Papa Francisco, explicaba el
presidente de las OMP, surge de una pregunta: “¿cómo injertar la dimensión
misionera en la pastoral ordinaria, que es también el gran objetivo de la
Evangelii gaudium?”. El mes se celebra en el centenario de la Carta Maximum
illud de Benedicto XV. “Para la historia de la misión”, explicaba Mons. Dal
Toso, “este documento señala una línea decisiva, al menos por dos motivos: ha
separado la actividad evangelizadora, renovándola evangélicamente, de la obra
de colonización, y ha insistido en la creación de un clero y de una jerarquía
autóctonas en las tierras de misión”.
En
varias ocasiones el Papa ha subrayado que la actividad misionera es
paradigmática para todas las actividades de la Iglesia y, el mes de octubre de
2019 se inscribe en esta perspectiva, de ahí que el Santo Padre insista en la
relación entre missio ad gentes e impulso misionero de la pastoral, “con el fin
de despertar aún más la conciencia misionera de la missio ad gentes y de
retomar con un nuevo impulso la transformación misionera de la vida y de la
pastoral”.
Bajo
esta perspectiva, explicaba Mons. Dal Toso, “la sensibilización misionera no es
una cosa aparte respecto a la pastoral, sino que, de alguna manera, es su
cumbre. Es decir, el mes misionero puede ayudar a la pastoral ordinaria a
encontrar más fuerza, porque la lleva más allá”. Por eso, “el Octubre Misionero
puede transformarse en una oportunidad pastoral para volver a descubrir la
belleza de la fe y hacer de nosotros sus anunciadores”.
“Bautizados
y enviados. La Iglesia de Cristo en misión en el mundo”, es el lema escogido por
el Papa Francisco, porque “encierra en sí los elementos esenciales que hay que
tener en cuenta en la programación y vivencia de tal iniciativa”. Bautizados y
enviados, porque “la Iglesia no hace proselitismo: la Iglesia no tiene una
ideología propia, no tiene un producto que proponer, sino que anuncia un
misterio, el de Cristo”. Y, en misión al mundo, porque hay que mirarlo con
simpatía, “para hacerlo partícipe de la misericordia del Padre, para que el
mundo se transforme gracias al encuentro personal de los hombres con Cristo. En
este sentido, quizás tenemos que renovar la convicción de que el Evangelio es
la respuesta a las heridas que el hombre lleva en sí con motivo del pecado
original”.
Habló
también de la guía que se ha preparado en Roma con material bíblico-litúrgico,
hagiográfico y teológico, que ofrece además ideas para celebrar el mes
extraordinario.
El
presidente de las Obras Misionales terminó resaltando la coincidencia del mes
misionero con el sínodo para la Amazonia, que “ayudará a dar visibilidad a la
dimensión misionera de nuestra preocupación por la región amazónica”.