lunes, 19 de noviembre de 2018

3º Encuentro de jóvenes #veranomisión 18-19

     Ayer, domingo 18 de noviembre, tuvo lugar en la sede del Arzobispado de Valencia en la calle Avellanas 12, el Tercer Encuentro de Jóvenes #VeranoMisión 18-19, en el que participaron una veintena de personas interesadas en realizar una experiencia de voluntariado misionero el próximo verano. 

     El encuentro, como es habitual, estuvo animado por el Delegado de Misiones Arturo Javier García. Además, en esta ocasión contamos con la participación de dos ponentes que hablaron de sus experiencia en la misión. 

         En primer lugar, Mireia García, nos contó su experiencia el pasado verano en Ontupaia, Mozambique, con las Hijas de la Caridad. La joven ya había realizado otros voluntariado misioneros en Tánger, República Dominicana, Lima... además de numerosos proyectos a nivel provincial y nacional. De su última experiencia en Mozambique, nos explicó la labor de las Hermanas allí, centrándose principalmente en su labor en el ámbito de la educación. De esta, se nos explicó como habían formado nueve "escolinhas" para alumnado de infantil, de manera que pudieran aprender portugués, ya que este no es el idioma mayoritario, para una vez lleguen a la escuela primaria, poder abordar el estudio de manera correcta. Además, nos contó como a su vuelta de África, ella y las compañeras que la acompañaron, se volcaron en la búsqueda de fondos para poder construir estas "escolinhas" con materiales resistentes a la temporada de lluvias, ya que estaban construidas de barro y paja, lo que muchas veces les impedía poder acudir a la escuela. Su compromiso continúa, pese a que las "escolinhas" ya están construidas, pero la necesidad allí sigue siendo grande. Si queréis conocer más sobre su proyecto podéis seguirlas en sus redes sociales: @proyectoontupaia (facebook) y @ontupaia (instagram).

      Luego llegó el turno de Mª Cinta Castells, del Instituto Secular Vita et Pax in Christo Jesu, quien nos contó sus más de 10 años en  un barrio de la periferia de Kigali, Ruanda. De esta, sentenció al inicio de su testimonio que lo que más le impresionó y sigue haciéndolo es la enorme desigualad que existe en el mundo. Por ello, en la misión lo que se pretende es hacer crecer a las personas de allí, promocionarlas y capacitarlas. A las misiones se va a aprender, no a predicar. La evangelización viene con el ejemplo de una vida de entrega, además de con los sacramentos y la oración. Así, su labor allí, además de acompañar, visitar y colaborar en el centro médico "Miranuma" (especializado en la lucha contra el SIDA y muy reconocido), fue de enseñar a las mujeres a coser, encuentros en que aprovechaban para organizar cursillos formativos y charlas. Aunque la realidad allí es muy complicada, con un gran paro, poca inversión para la industria, escasa libertad política, etc. Pero, ¡como realiza ver que dentro de tan basta realidad de necesidad, que a veces te apoca y casi te hace desfallecer si no fuera por la ayuda de Dios, tu labor está siendo útil para ellas y las hacer crecer! 

       De esta forma, la misión te deja un aprendizaje enorme, para vivir la vida con sencillez, de manera más natural, sin tanto lujo innecesario y con la generosidad y alegría que todo el mundo desprende allí. Por esto, esa desigualdad tan grande es un grito para nosotros, y tenemos que se más exigentes y hacer que se tenga en cuenta a todos los desfavorecidos, con toda su riqueza. Y concluía "He sido muy feliz y agradezco a Dios que la diera la posibilidad de ir allí". Espera que seamos capaces de enrolarnos en la misión y compartamos lo que tenemos y lo que somos, amando a todas las personas como Jesucristo no pidió y nos pide hoy.

     Para terminar el encuentro, tuvo lugar un rato de conversación amena entre los asistentes, acompañados de unas empanadas deliciosas, cortesía del joven voluntario misionero Valeriá Cortell.