miércoles, 22 de agosto de 2012

La gran labor de tres siglos de los misioneros recoletos en Filipinas plasmada en un Museo


El pasado mes de junio se bendecía e inauguraba en el campus de la Universidad de Negros Occidental-Recoletos de Bacólod (UNO-R), el Museo Recoleto de Negros. En él se exponen objetos procedentes de antiguas iglesias, así como documentos parroquiales que datan de los siglos XVIII, XIX y primera parte del siglo XX. El Museo Recoleto forma parte del Museo de Árboles del Patrimonio y en su edificación ha incorporado dos árboles de caoba con más de 20 años.
Según explican los mismos agustinos recoletos, Negros es la isla más recoleta del archipiélago filipino. Han sido los agustinos recoletos los que han fundado la mayor parte de sus pueblos, han diseñado su mapa de carreteras y han introducido los cultivos que convirtieron a Negros en uno de los motores económicos del país. De Negros proceden muchos de los religiosos y en esta isla se encuentran buena parte de sus comunidades: una de las cuatro universidades recoletas, una de las cuatro casas de formación de Filipinas y dos de las ocho parroquias que tiene la Orden en el país.


El Museo Recoleto de Negros se encuentra dentro de otro museo, el llamado Museo de Árboles del Patrimonio; un plantel de árboles filipinos autóctonos de 25 especies distintas, antaño muy abundantes en las Islas y hoy en peligro de extinción, como el tíndalo, el molave o el kamagong. Este segundo museo, de especies vivas, nació el pasado 23 de mayo de las manos de jóvenes alumnos de la Universidad, cada uno de los cuales se comprometió a apadrinar un árbol. UNO-R contó con la colaboración de la Corporación para el Desarrollo de la Energía (EDC), la principal compañía de energía geotérmica del país, que se ha comprometido a monitorizar los árboles y formar con ellos un banco de datos. La subsecretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales del Gobierno filipino, Marlu Mendoza, asentó los principios de todo este movimiento: “los árboles son parte de nuestra fe, dones de la creación; alimentemos este don, cambiemos de actitud, cuidemos los árboles”.
El Museo Recoleto incluye un par de árboles de caoba de 20 años que han quedado incorporados dentro de la edificación. “No hemos querido cortar los árboles –nos dice el hermano Jaazeal Jakosalem, encargado del museo. Lo que queremos es salvarlos, como patrimonio nuestro que son”. El mantenimiento de esos árboles añade de hecho una nota ecológica, y muestra cómo pueden integrarse arquitectura y protección ambiental, embelleciendo incluso el interior del museo.OMPRESS-FILIPINAS.