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martes, 23 de junio de 2020

Mensajes de agradecimiento

José María Calderón, Director Nacional OMP España: 

Ser Director Nacional de OMP no es todo lo bonito y divertido que pueda parecer en ocasiones. Hay mucho trabajo y muchas cosas que sacar adelante. Pero también hay algo que me sorprende, me impresiona y me hace sentir que vale la pena este esfuerzo: hay mucha gente buena, como tú, que no deja de vivir la misión y que se emociona sabiendo que Cristo está siendo predicado en tantos lugares del mundo por el trabajo que la Iglesia misionera está haciendo.
A todos vosotros, ¡muchas gracias! Sois la mejor recompensa que tenemos en OMP por el trabajo que realizamos. La campaña para secundar la iniciativa del Papa y ayudar a los países en misión a salir adelante a pesar del coronavirus está siendo un éxito, y lo estáis haciendo posible todos vosotros.
Desde las misiones hemos recibido muchos testimonios de gratitud por las ayudas enviadas:

Jesús Tirso Blanco, obispo de Luena, Angola:

"La mayor parte de la población de Luena vive sin acceso al agua potable. A causa del Covid los alimentos básicos han duplicado su precio y las familias no pueden alimentarse, el desempleo es altísimo y la situación se está volviendo dramática. 
A lo largo de estos años, con el apoyo que envía OMP, la Iglesia ha construido muchos pozos de agua que ahora permiten llevar agua a diversos puntos de la provincia. Estamos distribuyendo jabón y baldes para la higiene. Con los vehículos de la diócesis llevamos agua a más de 80 familias que no pueden desplazarse para conseguirla. En algunas zonas, en vez de distribuir comida directamente, fomentamos proyectos agrícolas para que puedan cultivar las tierras y obtengan sus propios alimentos.
Incluso con los templos cerrados seguimos repartiendo alimentos entre los más pobres, llevamos comida a los numerosos niños de la calle y ofrecemos ayuda espiritual, creando espacios nuevos para anunciar el Evangelio". 

Emmanuel Felemu, obispo de Kankan, Guinea:

"En Kankan mucho antes de la pandemia del coronavirus, nuestros cristianos vivían en prácticamente miseria. Ahora la situación es cada vez más preocupante. Gran parte de población son campesinos que cultivan arroz, otros viven de su trabajo en pequeños talleres o comercios, algunos son enfermeros o maestros... todos necesitan su sueldo para poder satisfacer las necesidades más básicas. 
Las ayudas que hemos recibido de OMP las utilizamos para estar junto a ellos y ayudarles. Las parroquias son ahora verdaderos centros de ayuda económica, de apoyo educativo y, sobre todo, de esperanza en medio de tantas dificultades. Ahora más que nunca, las comunidades necesitan que los sacerdotes, religiosos y religiosas estemos a su lado".

Virgilio do Carmo da Silva, obispo de Dili, Timor:

"Durante este año Timor ha sufrido convulsiones sociopolíticas que han creado gran inestabilidad social. La temporada de lluvias dejó terribles inundaciones, muchas personas se quedaron sin hogar y sin acceso al agua potable y lo más duro, se perdieron las cosechas en varias zonas del país. La llegada del Covid ha llevado al límite estas trágicas situaciones. 
La Iglesia está ayudando en sus necesidades más básicas a los golpeados por el desastre y a darles esperanza de cara al futuro. Las 32 parroquias de Dili se han organizado para que nadie se 'quede atrás', para que ninguna familia carezca de lo más necesario. Vuestra generosidad, a través del Fondo de Emergencia de OMP, servirá para comprar alimentos y distribuirlos entre los más necesitados".



lunes, 22 de junio de 2020

“África y Europa unidas para revivir la cooperación multilateral”

"Estamos firmemente convencidos de que África y Europa podrían convertirse en los motores para relanzar la cooperación multilateral", afirman los obispos de África y Europa en una declaración firmada por el cardenal Jean-Claude Hollerich y el cardenal Philippe Nakellentuba Ouédraogo, respectivamente presidente de la COMECE (Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea) y del SECAM/SCEAM (Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar).

La declaración es una contribución de los obispos africanos y europeos a la próxima cumbre entre la Unión Africana y la Unión Europea que se celebrará en Bruselas en octubre.

El documento, titulado “La justicia florecerá y la paz abundará”, propone establecer una asociación justa y responsable centrada en los ciudadanos.

Los obispos recomiendan el establecimiento de políticas que permitan una cooperación más justa entre Europa y África. En el sector de la inversión, proponen "promover la inversión sostenible como un instrumento para eliminar los obstáculos persistentes al acceso justo a los servicios sociales básicos además del desarrollo humano reflejando las necesidades locales, creando empleos decentes y proporcionando acceso imparcial a los empresarios en ambos continentes".

En el campo de la educación, proponen "apoyar la creación de escuelas e instituciones sanitarias en las zonas rurales, equipadas con estructuras y personal modernos y funcionales". También es necesario "promover la aplicación de nuevas tecnologías para superar la brecha entre las zonas rurales y urbanas".
En el sector de desarrollo de recursos naturales, se propone promover la conservación de la biodiversidad, mejorar la gestión de los océanos e invertir en tecnologías verdes innovadoras, al mismo tiempo que se apoyan los esfuerzos para mejorar la resiliencia y la adaptación al clima".

La paz en el continente africano también es un tema crucial, por lo que los obispos llaman la atención sobre la necesidad de un “enfoque integral, dando prioridad a la promoción de la seguridad de las personas y propiedades, familias y comunidades, intensificando los esfuerzos de prevención y construcción de la paz, en particular a través de acciones a implementar en las primeras etapas de un conflicto para poder detenerlo a tiempo” 

Agencia Fides 

lunes, 15 de junio de 2020

Que la nueva normalidad “no sea para volver como antes, sino para recuperar el sentido de Dios (...). No convirtamos la Iglesia en una ONG”"



El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha pedido hoy que la vuelta a la normalidad tras el estado de alarma no sea “como volver a antes de la pandemia, en absoluto, sino para recuperar lo que más necesitamos, el sentido de Dios que lo hemos perdido, el de la adoración, el de ser hermanos”.

Al término de la misa solemne del Corpus Christi, el cardenal ha insistido antes de dar la bendición final, que “necesitamos un cambio muy grande, de civilización, de costumbres, un cambio que demuestre que Dios está aquí, y esa es la nueva normalidad que los cristianos estamos llamados a llevar para estar cerca de los que sufren el dolor y la muerte, porque ese es el amor que Dios quiere, no medidas disciplinarias sino cambio de mente, de corazón, es decir conversión”.

Las palabras finales del Cardenal han sido acogidas con una ovación por parte de los participantes en la misa, que ocupaban la mitad del aforo de la Catedral debido a la normativa sanitaria.

Precisamente, mientras volteaban las campanas de la Catedral, el cardenal se ha dirigido a cada una de las tres puertas del templo para bendecir desde ellas, abiertas en ese momento, a la ciudad y a la diócesis con el Santísimo.

En su homilía, el arzobispo de Valencia ha resaltado que la eucaristía “nos impulsa a dar primacía a Dios. Las obras de la caridad no son algo añadido u ocasional sino exigencias de compartir cada día el pan eucarístico”. Por ello, “la Iglesia es eucaristía, es amor, no es una ong como a veces la presentamos desde la Iglesia, las obras de caridad no es una obra más, es la Iglesia misma, presencia de Dios amor, porque si no la convertimos en una ONG, la secularizamos, como los poderes de esta sociedad quieren que sea”.


El cardenal ha expresado que “la Iglesia es eucaristía y no podemos permitir que se nos impida celebrar la eucaristía, que es el compromiso del que brota la caridad en favor de los pobres, de los necesitados, de los últimos y también de los desempleados”.

En este sentido, se ha referido al paro generado por la pandemia del coronavirus. “Tenemos ahí un grandísimo problema, el de los desempleados. Junto con paliar el hambre, el gran objetivo ahora es que haya empleo, que no se destruya, y eso lo exige también la eucaristía, y brota de ella esa urgencia porque la eucaristía es amor. Dar la vida es devolver la dignidad, que también es el trabajo. Es una exigencia de día del Corpus, del amor fraterno”.

Además, “quien acoge en su corazón a Cristo hace de su vida un don, una ofrenda para los demás, la celebración de la eucaristía nos impulsa promover la inalienable dignidad de todo ser humano del ser humano por la justicia y la concordia”.

Por ello, “quienes compartimos el pan eucarístico no podemos ser insensibles ante la necesidad de los hermanos, nos conduce a vivir como hermanos, no como antagonistas”. Así, el arzobispo se ha preguntado también si “no será que tenemos descuidada la eucaristía cuando el mundo anda tan dividido”.

Finalmente, ha concluido el arzobispo que “el futuro de la Iglesia y de la humanidad, es la eucaristía, no podemos vivir sin ella, y hoy parece que vivimos normalmente sin ella y no es un precepto más”.

Hoy “es un día muy grande para que adoremos a Cristo, aunque no vaya hoy por las calles. Cristo nos acompaña en nuestro peregrinar, nos acompaña en nuestras vicisitudes y nuestras desgracias, se nos da como alimentoy bebida de la esperanza, de la caridad, de la verdad, sacramento que nos lleva a ser verdaderamente evangelizadores”.

jueves, 28 de septiembre de 2017

El sucesor en Zimbabwe del misionero valenciano Alexandre Alapont pide ayuda en Valencia para la reconstrucción de una iglesia

El sacerdote inglés Timothy Peacock tuvo a Alapont como profesor de lengua africana


(AVAN).- El sacerdote inglés Timothy Peacock, sucesor en Zimbabwe del misionero valenciano Alexandre Alapont, en donde ejerció durante 51 años su labor evangelizadora, ha solicitado ayuda a la Fundación Ad Gentes del Arzobispado de Valencia para la reconstrucción de una iglesia en la diócesis de Hwange. Precisamente, Alexandre Alapont, que tradujo la Biblia en lengua nambya durante 29 años de trabajo, fue profesor de lengua africana de Timothy Peacock, que lleva la pastoral de una veintena de capillas e iglesias, con 200 feligreses cada una, en donde permaneció e impulsó la labor el misionero valenciano. La ayuda solicitada será destinada al templo de Saint Kizito, en Cemba, perteneciente a la zona de Kamativi (Zimbabwe) que “conserva sólo la estructura” y necesita techo, suelo, puertas y ventanas para poder acoger celebraciones y catequesis, según fuentes de la fundación, a la que solicitan 8.000 euros para el proyecto. Esta cantidad sería invertida en la adquisición de materiales ya que “la mano de obra la pondrían los propios africanos, gente humilde que vive en los bosques, que son instruidos en carpintería, pintura y en construcción por el propio Timothy Peacock, que fue aparejador y mecánico de aviones antes de ordenarse presbítero. El sacerdote inglés, de 69 años, que llegó a África hace ahora 38, se dedica a la construcción y reparación de escuelas, templos y pantanos para la población que vive en chozas, “en un país árido y pobre”, y que incluye un área de aproximadamente 6.000 habitantes, pero también a su evangelización. En este tiempo, Timothy Peacock ha bautizado a más de 5.000 personas en Hwange y ha administrado el sacramento del matrimonio a cerca de 1.000 parejas. En su viaje a Valencia, el misionero inglés ha estado acompañado por Alexandre Alapont que fue destinado en 1957 a Zimbabwe y se encuentra ya en Valencia desde hace 8 años. En África, Alapont distribuyó la Biblia en lengua nambya, que él mismo realizó para el acceso a la Palabra de Dios de la gente más pobre. Por su parte, la Fundación Ad Gentes ha colaborado con anterioridad con Alexandre Alapont y la puesta en marcha en Zimbabwe de otros proyectos de reconstrucción de iglesias como el templo de Saint Alexander en Chezya y la iglesia de Saint Andrew en Lubanda.