Nicaraguan
Mission Trip 2014
Casa
Misionera Mamá Margarita, Masaya, Nicaragua
Una y otra vez
el Fr. Manny Gallo, SDB nos recomendaba fijar la atención en la(s) persona(s)
que nos han impactado durante los ocho días de nuestra experiencia misionera.
Hoy repaso esos días e indiscutiblemente descubro sin ninguna sorpresa que la
familia Gallo (Sr. Manny, Sra. Vicky, Odilia, Fr. Manny) ha sido la que me ha
impactado y me ha ayudado a entender el sentido que ha tenido para mí esta
experiencia misionera.
Por
una parte he podido comprender que el proyecto de ayuda y evangelización que se
lleva a cabo en este barrio Nicaragüense lo alienta, impulsa y mantiene el
Espíritu de Dios que inspira y sostiene al Sr. Manny y a la Sra. Vicky en su
compromiso de proveer ayuda y ser al mismo tiempo una inspiración de lo que
Dios es capaz de hacer cuando los humanos nos entregamos a Él para que Él actúe
a favor de los necesitados.
Esta
visión comprehensiva se deduce claramente de las actividades programadas
durante estos días: el trabajo de construcción de la vivienda que ha sabido
aprovechar la energía y entusiasmo de los jóvenes adultos en el trabajo duro de
la construcción, junto a las otras actividades (Visita con los que trabajan en
el Vertedero de Basura de Masaya, “Nueva Vida Street Kids”, Salesian Day-DB
Tech and DB Schools in Masaya, Los Pepitos, centro para niños con “down síndrome”)
dirigidas a hacer posible un acercamiento al pueblo, a los Nicaragüenses, para
poder comunicar por parte de los jóvenes un mensaje de solidaridad, respeto y
acogida, con espíritu misionero Cristiano Católico y por parte de los Nicaragüenses, “grandes y chicos”, una realidad
más bien desconocida para los jóvenes “yankees”, pero llena de contenido
humano, a un nivel profundo y radical que ilustra y conmueve.
Y
para la realización de este movimiento, óptimamente organizado y coordinado, la
familia Gallo han demostrado un habilidad y capacidad organizativa y de
entrega, extraordinaria, ejemplar y conmovedora. La Sr. Vicky al frente de la
cocina realizó una labor casi imposible de ofrecer a los “gringos” un menú que
les satisfizo y les encantó soberanamente. Otilia con su disposición de
servicio y su cualificación de enfermera nos daba seguridad pero sobre todo con
su “million dollar smile” y su disposición alegre era el encanto y la alegría
de todos. Fr. Manny demostró, a mi entender su maestría salesiana no sólo en el
trato de los componentes del grupo, lo que me dejó boquiabierto, pero además su
dote organizativa supervisando el andamiento de todo el proyecto, lo que ha
sido un indiscutible “highlight” (climax) de toda la experiencia misionera, y
digo una de ellas porque todo el trabajo organizativo, los contactos realizados
con anterioridad, el engranaje de las personas dedicadas a la cocina, la
elección del Centro de Retiros para acomodar a todo el grupo, los medios de
transporte, han sido otro “highlight” de toda la experiencia.
Queda
ahora la casa Misionera de Mamá Margarita en una especie de reposo para seguir
su crecimiento silencioso y efectivo para convertirse en la realidad de un
lugar de misión en el nombre Jesús, su inspirador y sustento indiscutibles.
Con afecto y gratitud,
P. Javier, SDB